Para ver las «mascletades» municipales en un balcón privilegiado se puede buscar una invitación, tener padrino o «acabar la carrera de derecho, hacer el Master en abogacía, estudiar mucho, hacer una «mini oposición», tener una buena nota media, tener idiomas, pasar una entrevista personal?" y acabar trabajando en el despacho de Garrigues. Allí, entre informe e informe, Maides tiene la oportunidad de vivir los disparos del 1 al 19, aunque si el próximo año lo hiciera desde el balcón municipal, tampoco lo vería con malos ojos, sobre todo porque querría decir que ha entrado a formar parte de las trece selectas. Está especializada en derecho fiscal. «Más que de juzgado y toga, soy de informes y trato con la gente» y este trabajo, que no es cualquier cosa, es el que, según asegura, le ha hecho ser una persona «madura y con sentido de la responsabilidad, que trataría de aportar si me eligieran». La madurez propia también de los 26 años, cumplidos el día antes de conocer a los que ahora son sus calificaciones.

Muchos descubrieron que Maides es una contracción de «María de los Desamparados» a partir de la fundación del mismo nombre. Pero no ella, porque en casa era algo habitual: ese nombre ya lo tenía su madre. «Mi abuela ya era Amparo y le gustó ese nombre para su hija, y luego lo he heredado yo. Me gusta mucho y me alegra que conmigo se mantenga el nombre».

Y con la baza de Maides, Joaquín Navarro-Carrícola buscará su primera presencia en la corte de honor. «He crecido en esta falla, de la que ya era mi abuelo materno. Vivo a una calle de distancia. Ya fui fallera mayor infantil en 2001. Ahora, con los estudios acabados y con cierta independencia económica ya era mi momento. Era una asignatura pendiente que tenía».