Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Meritxell Soler Costa (Joaquín Ballester)

Tendetes late al ritmo de Meritxell

Dieciocho años después de pertenecer a la corte infantil del año 2000, la fallera de Avenida Burjassot-Joaquín Ballester regresa convertida en cardióloga residente en el Hospital Clínico

Tendetes late al ritmo de Meritxell

No lleva nada ni en el cuello, ni en la muñeca ni en los dedos. «Es verdad. Me molesta, sobre todo en los brazos». La teoría del «menos es más», aunque más, muchos más, son los juicios favorables que tiene a su favor Meritxell Soler, uno de los nombres más considerados en las quinielas. «No era consciente de ello». Eso es lo que suele decirse, pero «es que durante las pruebas estás tan metida en una burbuja... una vez ha pasado sí que lo he leído. Pero esos días vivía entre casa, trabajo y pruebas».

En cualquier caso, viene bien valorada esta médico cardióloga de 26 años que, 18 después de estar en la corte infantil del año 2000, regresa a lo más alto reverdeciendo los laureles de su comisión, Avenida Burjassot-Joaquín Ballester. «Es la falla a la que pertenecían mis abuelos, luego mi padre y mi madre, en cuanto se casaron o un poco antes, se apuntó. A mi me hicieron fallera un poco antes de nacer y después mi hermana. Es la de mi barrio, enfrente de casa de mis abuelos, cerquita de la mía».

Una médico residente que ha pasado recientemente dos tipos de entrevista: con el jurado y con el jefe de personal del Hospital Clínico, donde ya saben la buena nueva. «Si, se han enterado (ríe). No me podía meter en todo el proceso sin haberlo hablado antes y tener claro lo que pudiera pasar. Estamos en proceso de arreglarlo».

Porque su día hasta ahora era «levantarme prontito. A las ocho y cuarto empiezo mi trabajo. Depende de donde esté rotando estoy o en la sala viendo a los pacientes que están ingresados o, como ahora, haciendo ecografías. Mi jornada acaba a las tres. Luego estudio un poco, porque ya sabes que Medicina nunca acaba, siempre hay que aprender un poco. Después salgo un poco, a ver a mis amigos, alguna actividad en la falla...». Y también están las guardias. «Eso es lo que tengo que gestionar. Trabajar a media jornada lo puedes sobrellevar en la corte. Las guardias...». Toca marquetería laboral.

Hacer el MIR en su especialidad y trabajar en casa es sinónimo de haber sacado un buen resultado. Pero no quiere decir el puesto que obtuvo en la promoción nacional. «Es que me sabe mal. Puede quedar prepotente. Cardio está muy solicitada y se suele coger con números buenos. Y además poder elegir quedarme en casa... bueno, digamos no me fue nada mal. Pero no quiero darle más importancia». Lo dice fuera de micrófono. Es un resultado con el que todo padre se sentiría orgulloso.

La vida se detiene ahora en su curso natural. «Pensaba independizarme, pero tampoco era para ya, ya. En lugar de un año, el de fallera mayor, pues tendrá que ser a partir de dos. La verdad es que no poder hacerlo porque tienes que invertir en el tema fallero hace que esté encantada. Todo puede esperar». Y en el futuro laboral «me gusta mucho la sanidad pública. No descarto poder llevar una consulta privada, pero priorizo mucho la pública».

Aviso para locutores. El Meritxell fonético es «Meritxell. Terminado en "elle"». Ni «Meritxei» ni «Meritxel». En coloquial «"Meri". Así me llama mucha gente y también se lo he dicho a las chicas». Su nombre, ya lo explicó en los reportajes de verano, es el resultado de la época en que su padre trabajó en La Seu d'Urgell y conoció el nombre de la patrona de Andorra. Ella, en 2000, inauguró a Meritxell en el santoral de la corte infantil.

Es la mayor de dos hermanas separadas apenas por un año y, asegura, son un calco físico. «Ella llevó muy bien que yo fuera de la corte infantil. Mis tías la llevaron a muchas cosas. Veía "comboi", siempre le regalaban alguna cosa... creo que se lo pasó muy bien».

Compartir el artículo

stats