Diecisiete años de noviazgo, mes arriba, mes abajo, dan a entender la solidez de la relación. A la que sólo le faltaba el refrendo de pasar por el altar. Eso es lo que ha hecho la fallera mayor de València de 2001, Adriana Polo, con Víctor Pascual.

Adriana Polo fue la fallera que estrenó el cargo en el siglo y en el milenio. Aquel 20 de noviembre de 2000, acababa de estrenar los 18 años y estudiaba COU. Era la más pequeña de las trece elegidas, en un tiempo en el que las nombradas empezaban a mostrar un tipo de candidata diferente, primando ya las universitarias sobre las bachilleres. A la hora de la verdad, las obligaciones y exigencias eran prácticamente las mismas que las que tienen las que, actualmente, ostentan el cargo. Procedía del barrio de l'Amistat y no era nueva en esas lides, puesto que en el año 1991 ya estuvo en la corte de honor infantil, algunas de las cuales estuvieron presentes también en el enlace

La historia de Adriana y Víctor no sólo superó los rigores del cargo de una pareja muy joven, sino que siguió su curso hasta el día de hoy en el que, definitivamente, cofirmaron su enlace aunque, como la propia Adriana dice, "el sí quiero nos lo decimos todos los días desde hace 17 años". Seguramente recordando los tiempos falleros, salió de su domicilio familiar, donde la esperaban amigos y familiares. La ceremonia fue en un escenario tan especial como la Iglesia de San Juan del Hospital, saliendo del mismo por su increíble Patio Sur. La celebración tuvo lugar en la Masía de Xamandreu.

Maquillada por Maribel Martínez, consejera de Chanel, el vestido de Pronovias que lució "Adri" al llegar a la iglesia iba acompañado por unos pendientes exclusivos de cuarzo de Caledonia de Coderque Jewels.

Adriana ha consolidado una sólida posición laboral en el departamento de joyería y rleojería de El Corte Inglés y ahora afronta junto a Víctor una nueva etapa. Aunque primero les espera un viaje por las dos costas de Estados Unidos.