El presidente de la Interagrupación de Fallas, Jesús Hernández Motes hizo llegar ayer un comunicado en el que pedía «disculpas a todos los falleros a los que represento» que se pudieran sentir molestos por su presencia en la contramanifestación ilegal del 9 d´Octubre, por la que tuvo que someterse el miércoles a una moción de confianza. Motes asegura que «no supe medir las consecuencias que mi presencia, dado el cargo que ostento, pudiera servir como excusa para etiquetar tanto a mí como a un colectivo tan maravilloso como el que tengo el honor de representar». Incluso aprovechó para condenar «los actos contra la vicepresidenta del Consell y fallera mayor de Ángel del Alcázar-José Maestre, Mónica Oltra».

La misiva está llena buenas intenciones. Pero, a la vez, también deja claro que activa el mandato de los presidentes de Agrupación para de ser el interlocutor ante las instituciones, a pesar de que, como se recordará, el ayuntamiento dejó claro días atrás que preferiría otro interlocutor que no fuera ni él ni el vicepresidente Pedro Pons por estar presentes en la concentración en primera línea.

«Espero esa llamada»

Así, en el texto muestra su deseo de «reconducir esta situación» pero a la vez, aseguraba esperar «con total humildad y predisposición», esa «llamada, ese día y esa hora donde poder debatir, intercambiar opiniones y llegar a acuerdos». Esto significa, pues, lanzar la pelota al tejado del ayuntamiento en lugar de proponer, para evitar ese choque, que vayan otros directivos por delegación. Los presidentes de agrupaciones consideraron suficientes las disculpas que pronunció antes de la moción de confianza y no sólo le mantuvieron en el cargo, sino que le reforzaron como interlocutor, lo que ha tomado al pie de la letra.

El comunicado de ayer Motes se expresa en un tono muy diferente al del pasado reciente. «Seguramente todos, en algún momento, hemos tensado la cuerda más de lo esperado. Seguramente todos nos hemos equivocado, pero hay que decir "hasta aquí". Es el momento de seguir avanzando, construir y hablar de fallas y abordar los múltiples problemas que tenemos».

A la hora de referirse a las instituciones, el cambio de tono aún es más evidente: de la petición de dimisiones o sustituciones de concejales ahora se refiere a «sumar en pro del colectivo fallero». Sirva el ejemplo: en los últimos días, la relación con Pere Fuset se había basado en escribir en las redes sociales, incluyendo el apoyo a una recogida de firmas en contra del concejal. En esta ocasión, refiriéndose al alcalde, al edil, al gobierno autonómico (Ximo Puig también dijo, sin referirse explícitamente a Motes y a su vicepresidente que «no pueden representar»), al municipal (El PSPV también lo descartó como interlocutor) y a las partes habitualmente actoras en fallas (hostelería, vecinos...) pidió que «seamos capaces de sentarnos en una mesa juntos. Hablemos sin más, sin premis!as ni condiciones, sin líneas rojas». En definitiva, «empecemos de cero. Estamos abiertos y esperanzados en que este diálogo se cumpla».