El mundo de las fallas es muy dado a entregar premios, que en muchos casos acaban sufriendo los efectos de la endogamia. De tal forma que éstos van rotando en una cantidad relativamente pequeña de agraciados que, aún dotados de incuestionables méritos, tienden a ir coleccionando todas las distinciones como si de una cartilla de cupones se tratara. Por eso, cuando un nuevo colectivo fallero incorpora la enésima recompensa honorífica, debe afinar el tiro para no caer en esa atonía. La Plaza del Negrito, de momento, ha dado en el clavo y anoche unió a dos leyenda de la fiesta bajo una misma advocación. Su premio lleva el nombre y el recuerdo de su primer gran personaje histórico: Ángeles Algarra, la que está considerada como pionera en el cargo representativo de la fiesta, aunque no fuera con la denominación de fallera mayor de València.

El agraciado no tiene absolutamente nada que ver con el llamado «falleramayorismo», pero eso era lo de menos. El elegido es una leyenda viva de la fiesta a la que, sin embargo, se le están reconociendo los indudables méritos. Un Josep Pascual «Pepet» que, a los 81 años, conserva, con algún achaque en la espalda, el vigor que le ha convertido en uno de los grandes artistas falleros de la historia fue el que recibió, en reconocimiento a su dilatada carrera, un trofeo que no es otra cosa que una réplica de las peineta que lucía Algarra hace ochenta años, realizada por Julio Portet para la ocasión y que le fue entregada por la hija de la fallera mayor, cuyo retrato preside el casal del Negrito junto al de su otra reina de la ciudad, Susana Remohí, que lo fue 68 años después, en 1998. Con la entrega, que el propio artista de Burriana desconocía, finalizaba una particular humorada, puesto que la comisión había extendido el rumor de que plantaría en la Sección Especial de su mano. Un «fake» que sirvió, por otra parte, para alimentar la sorpresa que le esperaba a «Pepet».

La producción artística de «Pepet» recuerda 49 fallas en València (aparte de las plantadas en otras poblaciones, especialmente en Burriana), además de varias en la plaza del Ayuntamiento. De ellas, 27 en la Sección Especial, con dos victorias en Convento Jerusalén (1976 y 1979) y ostentando el récord de años consecutivos en la máxima categoría: 19 (de 1970 a 1988). Pero más allá de los datos estadísticos, «Pepet» ha sido el artista más revisado de la historia moderna. Y esta revisión reconoce la gran aportación del maestro: las composiciones increíbles, el riesgo, cuando los volúmenes se sostenían a base de madera exclusivamente, los caballetes retorcidos que mantenían el equilibrio. Y además, su particular sentido de la sátira, sus expresiones exageradas y su miedo absolutamente a nada.

Martínez Reig y Salvador Ferris

La falla del Negrito, efectivamente, no plantará con «Pepet», sino con Manuel Martínez Reig, quien plantará por primera vez tras el ciclo de doce años con Paco Giner, cuya trayectoria artística ha crecido de forma imparable, pero sin olvidar nunca su cita en una plaza tan céntrica y visible como «imposible» para plantar. El monumento tiene, sí o sí, que rodearse de una alta valla. Y ni así se garantiza la seguridad: una pelea tumultuosa provocó grandes desperfectos en la falla infantil, aunque para entonces ya había conseguido el doble primer premio de falla e ingenio y gracia, razones sobradas para que Salvador Ferris repita proyecto.

La comisión acumula otro dato curioso: tendrá presidenta infantil: Nerea Charcos, que ya fue fallera mayor infantil y que acompañará a Rocío Montoya. Los adultos que completan en cuadro de honor son Juan José Mas y Amparo Enguídanos.