La Junta Central Fallera dispondrá, para empezar, de 2.269.182 euros para gastar a lo largo del año 2018 en la organización de festejos. Ese es el presupuesto que, de todos modos, escenificó la habitual discrepancia entre el gobierno y la oposición municipal, puesto que el PP y Ciudadanos votaron en contra, mientras que el concejal Pere Fuset destacaba el hecho de que «la JCF es de los pocos organismos municipales que suben su presupuesto. Después de años de congelación y recortes, seguimos creciendo». Una subida tenue, un 2,3 por ciento, pero subida en tiempos de contención.

Un repaso comparativo entre las previsiones de ingresos y gastos de este año respecto al pasado pone en evidencia que el día a día se mueve más bien poco: prácticamente todos los festejos se presupuestan con cantidades similares: 115.000 euros la elección de la corte de honor, 85.000 la Crida... incluso ya se han estabilizado otros «subidones», como el aumento en los fuegos artificiales, que ya funciona con la subida establecida el año pasado en el que fue el «apartado estrella».

Los incrementos, pues, se deben fundamentalmente a dos aspectos: la dotación de premios de falla y el convenio con la SGAE. El primero se genera al aumentar las categorías con la nueva clasificación de fallas y al acuerdo de dotar económicamente los premios segundo y tercero de ingenio y gracia (un acuerdo entre la JCF, Interagrupación y delegados de sector de antes del verano, antes de que estallaran las relaciones). Este último apartado son 20.000 euros, que, sin serlo, hacen las veces de «presupuesto participativo», puesto que se entiende que la «participación» se realizó con los agentes de la fiesta.

Este concepto participativo, tal como se aplica en el ayuntamiento, quedó anulado a la primera vez cuando se acordó utilizar para sistemas informáticos. Previamente, se votó o habló de propuestas como dar un premio a cada falla infantil (habría sido una barbaridad organizativa para la tarde del 16 de marzo) o comprar banderas españolas para todas las comisiones.

Otro aumento ha sido la reconversión de un puesto de trabajo en la Junta Central Fallera de ordenanza (tras la jubilación de Francisco Llago) a auxiliar administrativo para, según Fuset, «ganar en agilidad en las gestiones». Y la factura de la SGAE asciende a una previsión de 80.000 euros, después de que ésta reclamara nuevos derechos por verbenas y discomóviles.

Hay otras subidas menores cuantitativamente, pero notables porcentualmente. Por ejemplo, los 1.500 más que se destinan al concurso de teatro, con lo que aumenta un 15 por ciento, o la misma cantidad para la escuela de tabal i dolçaina.

Las agrupaciones aumentan su dotación en tanto en cuanto sube la de la JCF. Y así, el 4 por ciento que les corresponde supone dos mil euros más para subvencionar actividades, pasando de 88.650 a 90.768.

Por contra, hay un recorte sensible en el gasto de jurados: al reducirse su cantidad también lo hacen las atenciones (comidas) y desplazamientos (taxis).

Críticas de PP y Ciudadanos

La oposición ha pasado de abstenerse (el año pasado) a votar en contra (este año). Y si las cuentas falleras no se mueven mucho, los discursos tampoco. Ayer, como hace doce meses, el principal reproche era que consideran las cuentas como «irreales», en el sentido de que la realización de estas cuentas se desfasa respecto a lo presupuestado, lo que ha obligado en varias ocasiones a solicitar al ayuntamiento un refuerzo en la dotación. El de «cuentas irreales» es un clásico ya en el popular Félix Crespo, que añadió el concepto de «mal planificados y peor previstos, porque se sigue incurriendo en los mismos errores que luego provocan las modificaciones presupuestarias».

El mismo argumento que Ciudadanos, cuya edil Amparo Picó decía ser «incoherente habilitar una partida presupuestaria para después incrementar el gasto y, a la hora de redactar los presupuestos siguientes, poner la misma cantidad inicial». La concejala Amparo Picó volvió a hacer bandera de aumentar la subvención a las agrupaciones «al 8% como se comprometió Compromís con la Interagrupación de Fallas aunque ahora Fuset lo niegue». Picó también su satisfacción de que, finalmente, la JCF cumpla con la Ley de Transparencia, al cabo de casi dos años de solicitarlo Ciudadanos.