¿Tiene la mujer completamente respetados sus derechos en el mundo de las fallas? Esta fue la "molla" de la primera de las "Converses a la Nau" del curso 2018. Las cuatro interlocutoras desgranaron un discurso en el que los datos y la opinión se entrecruzaron para llegar a algunas conclusiones. Por ejemplo, que la igualdad perfecta aún está por llegar, pero que se ha adelantado mucho en los últimos años.

La socióloga Verónica Gisbert, la menos involucrada con la propia fiesta, aportó un trabajo de campo realizado para la ocasión. "Corto, pero creo que significativo", sobre la presencia de la mujer en los altos cargos. Y en ese contexto elogió a la actual Junta Central Fallera "porque tiene paridad en sus cargos directivos, con tres vicepresidentas".

Algo que, sin embargo, "brilla por su ausencia en el lobby que más se aferra al conservadurismo de anteriores épocas" en alusión a la Interagrupación: "En sus cargos directivos no hay ni una sola mujer. Y de las 22 agrupaciones, sólo hay dos presididas por ellas". Incluso aportó una fotografía de los momentos previos a la asamblea de este colectivo cuando el presidente Jesús Hernández Motes se sometió a una moción de confianza: "en la foto sólo hay hombres y la única mujer está sirviendo la mesa. Es muy saignificativo".

También se refirió a la Federación de Fallas de Especial "donde, de las nueve comisiones, sólo hay una presidenta, y dentro de un triunvirato" y la de Primera A "donde no hay ninguna". Y desgranando de ésta los cargos directivos llegó a la conclusión de que "en el entramado de las comisiones, la gran mauyoría de papeles desarrollados por las mujeres están vinculados a su "feminidad tradicional"; es decir, la crianza y la logística. Infantiles y secretaría".

Marisa Falcó, como artista fallera, sustuvo, por contra, que "mi oficio siempre ha tenido un carácter familiar. De hecho, la mujer ha estado vinculada de siempre a aspectos muy determinados en el taller. Por ejemplo, artísticamente, para los detalles y acabados. Y también ne las labores de gestión y orden. A la hora de trabajar como artista no he tenido ninguna dificultad ni ningún desdén entre mis compañeros. He trabajado de igual a igual. Quizá a la hora de contratar con alguna comisión he escuchado algún chiste, pero más de algún fallero de otra generación. Y ahora mismo, en el módulo de Formación Profesional, seguro que estamos en paridad".

La vicepresidenta de la Junta Central Fallera, Montse Catalá, aseguró que "nunca he tenido problemas por estar en la JCF ni yo misma para formar mis equipos", aunque reconoció que "a una niña, por definición, se le pregunta "¿cuando vas a ser fallera mayor infantil?", pero nunca "¿cuando vas a ser presidenta infantil?".

También aportó datos en el intervalo de diez años. "En 2007 había 18 presidentas de falla. En 2017, 49. Esto supone subir del 4 al 12 por ciento". Y en la Junta Central Fallera "hemos pasado de 42 a 60, que supone del 22 al 28 por ciento. No está hecho todo, pero se está en el camino".

Uno de los aspectos en los que se incidió fue en la conciliación familiar. Y Marisa Falcó, como fallera, artista, directiva y madre, comentó que "a lo mejor nosotras mismas, puestas a elegir, nos llena más estar con los hijos que estar en un cargo. A quien llega ahora a este mundo le pueden parecer poco los datos, pero se ha hecho mucho en veinte años. Cuando yo empecé a ir, la mujer sólo podía asistir una vez al mes". Se reconoció en el debate que la posiblidad de ser presidenta está al alcance de cualquiera que lo desee.

Elena Muñoz asistió como fallera de base de la falla Corona y, además de preguntarse si "todavía existen las Secciones Femeninas, que me temo que sí", además de criticar el Reglamento Fallero "cuyo lenguaje es terriblemente machista". Y lanzó una de las ideas que se debatió: "estaría bien incluir la paridad obligatoria". Pero, ¿cómo hacerlo en asociaciones libres, como son las comisiones de falla?. Verónica Gisbert (que fue en todo momento la que más énfasis puso, recordó el caso de los Moros y Cristianos de Alcoy. "Donde la mujer no tiene ningún derecho. Se habría acabado en seguida si las instituciones, por ejemplo, hubiesen negado cualquier tipo de subvención hasta que no se hubiese dejado de negar unos derechos que son fundamentales".

Pero en las Fallas no existe esa situación (se superó hace bastantes años). Por lo que se apuntó, en todo caso, la posibilidad de "primar" a aquellas comisiones "que sí que tuvieran, incluso en sus estatutos de régimen interno, esa necesidad de paridad".