La declaración de las Fallas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad está reñida con la meteorología. Si hace un año hubo que aplazar los festejos por la lluvia, la fiesta conmemorativa de esta tarde se prevé que esté acompañada todavía de bajas temperaturas. No es de extrañar por ello que las comisiones hayan insistido a los falleros en acudir a la misma provistos de sus polares para poder disfrutar de las cuatro horas de actividad que esperan en la Ciudad del Artista Fallero. Allí, una nueva falla de vareta levantaba al tombe presidirá desde las cinco de la tarde unos festejos que incluirán un concierto de Bajoqueta Rock, la entrega a los presidentes y falleras mayores infantiles de una copia del certificado de la Unesco, la presentación del libro conmemorativo, una mascletà y la «cremà» de la falla, esto último a las ocho y media. Previamente, a la obra de Juanjo García se habrán incorporado dibujos realizados por los falleros infantiles. La fiesta tiene un carácter primordialmente infantil, ya que uno de los factores que más persigue la Unesco es el de transmitir las tradiciones de generación en generación.

Además habrá indumentaria, música tradicional y talleres. Será la forma de recordar los hechos sucedidos en Adis Abeba hace doce meses que sirvieron, en el mejor de los casos de momento, como una gran inyección de autoestima al trabajo desarrollado durante más de 150 años.