Ya son casi treinta años, en concreto 29, desde que se instauró la costumbre: que la Junta Central Fallera organice un campeonato de bolos y que, de rebote, sirve como "cena de Navidad". En aquel momento, el año 1990, fue una rareza porque fallas y bolos parecían "ligar" poco. Una de las falleras de la corte de honor, Cristina Guisasola Lerma, pertenecía a una familia de conocidos jugadores federados, todos ellos también falleros de Azcárraga. Y fue así como Pepa Oliver lanzó, en el Bowling Center de Campanar, la primera bola con, por cierto, aceptable éxito.

Desde entonces, el campeonato de bolos es uno de los momentos más distendidos de entre todos los compromisos que tienen las falleras a lo largo del ejercicio. Por una vez, los tacones se cambian por las zapatillas especiales y los vestidos por, como en este caso, una sudadera "amarillo canario". La delegación de deportes fue la responsable de la organización de un evento al que acudió gran cantidad de los voluntarios encargados de coordinar la fiesta.

Mientras, las comisiones sí que tienen su particular competición oficial, integrada desde hace años en la delegación de deportes (el 20 de diciembre, se disputará la final del Trofeo Fallera Mayor, al que llega con un clásico, Barón de San Petrillo, con el aval de haber conseguido la mejor puntuación en la fase semifinal). Se le denomina "birles" aunque, obviamente, no tiene mucho que ver con el "Joc Tradicional" que se conserva en diferentes poblaciones y se celebra al aire libre. No se trata de un deporte con rescate etnológico de valor incalculable, como ha sido la pilota valenciana, pero sí que es una alternativa lúdica a ofrecer a los falleros. También se ha organizado el campeonato exclusivamente femenino, que ha ganado el equipo de Azcárraga, con una mejor partida a cargo de Amparo Borrás con 179 bolos (una cifra inalcanzable para quien no juega con un mínimo de regularidad).

Rocío Gil y la corte de honor, junto con las diferentes delegaciones de la Junta Central Fallera, tomaron parte en la edición del curso 17-18. Empezó con un brindis general. La JCF ha adoptado como norma que la fallera mayor hable cuanto más, mejor. Rocío había lanzado un mensaje durante el pleno y reiteró en el brindis.

En competición... de todo, tanto de tantos como de estilos. La magia de este deporte es que el mismo jugador que saca un cero en una tirada hace inmediatamente después dos plenos seguidos. Y si alguien llamó la atención por su más que respetable tarjeta fue el vicepresidente de festejos y miembro más veterano de la JCF, Josep García Bosch, que alcanzó los 143 bolos.Aunque la victoria fue para Sergio Edo, de infantiles, con 200 bolos (casi iba "fuera de concurso"). Festejos fue la delegación ganadora y entre las falleras, la mejor tarjeta fue la de Marta Sahuquillo con un digno 76.