«Doña Carmen» era Ferrés y García de apellidos, pero era «Carmen Insa». Porque esas cuatro letras son las que marcaron, durante generaciones, desde su bisabuelo a ella misma, el negocio de la ropería y el vestuario en la ciudad de València. En las últimas horas del año 2017, y a los 96 años, desaparecía el más importante icono de la confección de vestuarios de teatro y fiestas y de indumentaria tradicional. Precisamente, con la desaparición de la Casa Insa (cuyo palacete es ahora un hostal-restaurante que guiña el ojo a su origen denominándose Innsa Hostel) se iba toda una época en el género. Un negocio que adquirió esa denominación a mediados del Siglo XIX y bajo suyas agujas se vistieron por igual los actores que por la ciudad pasaban como los personajes festivos (desde los cirialots del Corpus a los Reyes Magos) como las falleras mayores de València, que durante una larga época tenían en «Doña Carmen» (ya como heredera del negocio) a su modista de cabecera. Pero todo aquello acabó de forma indolora con la llegada de nuevos modos y su propia jubilación. Una fiesta popular le rindió homenaje en el momento del cierre. Los fondos de ropa y complementos fueron a parar al Ayuntamiento (por la compra de material del Corpus) y al Museo de Etnología. Para que siga hablando en silencio de una época de la ciudad.