La Gala de la Cultura y, previamente, la presentación de bocetos de la Agrupación del Marítimo, sirvió de escenario para el estreno de un nuevo elemento de la indumentaria oficial de este año: la corte de Rocío Gil se presentó con unos jubones de terciopelo de color negro. Se trata de la aportación que ha realizado l´Atelier de la Seda y que servirá para combinar con la falda del «segundo traje», lo que les permitirá tener un mayor fondo de armario y versatilidad.

El jubón negro reaparece de esta forma en los trajes oficiales después de muchos años. Tal y como aseguran los responsables Juan Rodríguez y Arturo Torremocha, estas pieza son «réplicas de modelos centenarios, que guardamos en nuestros fondos documentales. Tenemos la inmensa suerte de que, antes, hemos sido investigadores de todo cuanto rodea a la indumentaria tradicional y eso nos permite realizar diseños que se atienen a la realidad histórica. Es el resultado de años de investigaciones». Tanto en el aspecto exterior como en el patronaje interior.

Los jubones están rematados con almenas que, llegado el momento, podría pasar al interior de la falda para convertirse en corpiños de manga larga (y, por consiguiente, tres moños). Ayer, la corte de Rocío, como el sábado la de Daniela, irá con peineta única. Son piezas que estarían a caballo entre los modos y modas del Siglo XVIII y las del XIX. Las piezas llevan el pespunte propio de estos modelos y un envarado realizado a base de esparto. «Los terciopelos labrados fueron muy comunes desde su expansión en época medieval. Alcanzaron su mayor florecimiento durante ese periodo entre siglos. Tal fue su éxito que se empezaron a emplear en toda clase de prendas. El jubón se convirtió, casi sin quererlo, en imagen de la indumentaria valenciana festiva». Los responsables de l´Atelier definieron su trabajo como «pura artesanía, desde la toma de medidas a la última puntada. Cada pieza se ha estudiado al máximo y se ha ajustado a cada una de las personas que lo vestirán». Lo consideran de alguna forma ·»un regreso a los tiempos en los que en València paseaban los jubones y guardapiés».