Sólo que tuviera una repercusión parecida a la que tuvo el que realizaron para la Gran Fira hace dos años, aquel del clavellón de papel que se ha quedado como logo del evento, ya se podrían dar por satisfechas las responsables de Yinsen Studio, María Prada y Lorena Sayavera, con su cartel de Fallas 2018. Ayer se desveló, con el habitual debate de por qué sale tan tarde, cuando la fiesta está a punto de encarar su recta final. Y aunque ahora la comunicación es mucho más rápida que antaño, quedan pocas semanas para empapelar el mundo con la imagen. El cibernético y el real, porque este año incluso se podrá ver en algún poste publicitario en Europa. Y también con el debate de si es mejor o no que los antecesores.

Siguiendo la norma de los últimos años, no es un cartel único. En esta ocasión son tres. Si el año pasado eran los sentidos corporales, en esta ocasión se juega con los componentes de la fiesta: fuego, pólvora y tradición. Y dentro de éste, otros elementos incrustados, como la música, las flores de la Ofrenda... el resultado son tres imágenes que son un concepto claramente distinto al cartel de falla «tradicional» (si existe ese concepto) y que buscan el impacto rápido y ser «una mirilla a los elementos que componen la fiesta. Queríamos algo que tuviera sentido y que sintetizara en tres mensajes esa variedad de elementos a través de tres mensajes. El fuego, la pólvora y la tradición se asocian a cada icono, que es el que hace de mirilla de todos los elementos». Entre ellos, el corazón que abriga la escena de la pirotecnia. «Como somos chicas, hemos puesto a una mujer pirotécnica». No hace falta mucha imaginación para reconocer a Reyes Martí en esa abstracción. «Buscamos una lectura que funcione de lejos. Queríamos decir muchas cosas, pero no es fácil. De hecho, queríamos un único cartel, pero hemos visto que no podía ser por esa riqueza».