El turista que acude a València en fallas tiene en las obras efímeras el principal atractivo. Precisamente, el elemento más distintivo de una fiesta que, efectivamente, no convoca a un millón de visitantes (los datos del Instituto Nacional de Estadística fueron ayer la confirmación de una realidad que, alguien, en algún momento, «infló» hasta límites exagerados) y que tiene asignaturas pendientes. Ayer, el concejal de cultura festiva, Pere Fuset, aprovechó la visita de la fallera mayor de València y la corte de honor a la falla municipal para desvelar que en la encuesta realizada en las pasadas fiestas son las obras artísticas el elemento más atractivo, por delante de otros también especialmente peculiares, como la indumentaria o la música de banda. «Los datos son esperanzadores porque dice que el turista que viene es de calidad. No destaca las verbenas o beber como lo que más le gusta. Turismo de botellón siempre habrá, pero es un buen indicio porque habla de un buen nivel cultural y socioeconómico».

Con todo, los datos de la entidad ministerial dejaron también en evidencia la necesidad de explotar un mercado internacional que, a estas alturas, sigue viviendo de espaldas a una fiesta que se conoce tangencialmente.

Los datos publicados ayer por Levante-EMV evidenciaban no sólo esa imposibilidad de que la ciudad sea visitada por un millón de turistas (una cantidad ligeramente menor es la reconocida oficialmente para todo el primer semestre del año), sino que el visitante mayoritario es nacional. «Llevarla fuera es el gran reto que debemos plantearlo. De hecho, en las negociaciones con Televisión Española para las retransmisiones ponía un especial interés en el Canal Internacional. También nuestra política de campañas de diseño, con lenguajes muy universales, está orientada hacia ese segmento. Con todo, es mucho más importante extender la marca Fallas más allá del mes de marzo. No podemos negar que, en los días grandes de fiesta, la ciudad ya prácticamente no da abasto. Es mucho más importante que, por ejemplo, en mayo o en junio, por decir dos meses, el turista pueda llevarse una experiencia de fallas».

El 3 y el 10, actos con la falla

La presencia de Okuda como diseñador de la falla municipal va dentro de esa línea. Ayer, Rocío Gil y su corte de honor visitaron el taller de José Latorre y Gabriel Sanz, que encaran la recta final del proceso de realización. Destaca especialmente la construcción a base de triángulos, o la creación de relieves a base de poliedros de madera. Latorre reconoció que «está siendo un proceso más laborioso de lo que pensábamos». Un total de siete colores con cuatro gamas, aparte de los grises, forman el abanico cromático, que será otra de las grandes características de la obra.

La plantà estará protagonizada por dos eventos: el sábado, 3 de marzo, la Cabalgata del Ninot traerá consigo la primera de las piezas de la falla. Y al siguiente sábado, el día 10, se llevará a cabo una pintada participativa de una parte del monumento.