El jurado de fallas estará formado por personas elegidas por sorteo sin ningún tipo de condición previa en cuanto a sexo, pero sí condicionada por algunas incompatibilidades.

De esta forma, se mantiene la fórmula de los dos últimos años de que sea la suerte la que decida que personas califican el concurso más importante de la fiesta, pero se evita la posibilidad de aplicar si no la paridad, sí una presencia femenina mayor de lo que fue el año pasado, que se movió en una relación de 77 por ciento de hombres y 23 por ciento de mujeres.

La fórmula ganadora fue la presentada por los delegados de sector de la Junta Central Fallera, que obtuvo 64 votos por 51 de la Interagrupación (libre elección por parte del secretario general, que evitaba el sorteo y que, queriendo o sin querer, podría haber alcanzado la mayor presencia femenina) y 27 de la directiva de la JCF (sorteo, pero con una exigencia de presencia femenina que garantizaba que todos los jurados fueran mixtos y un mínimo de un 33 por ciento de su presencia).

En esencia, los jurados estarán formados por tres personas. Una que tenga más de cinco años de experiencia en esos menesteres; otro que tenga entre uno y cinco y otro que nunca haya sido jurado.

A la hora de defenderla, el delegado de la JCF Ángel Santamaría dijo que «los jurados son personas, sin anteder a ningún tipo de distinción por sexo. Todos los jurados hacen un curso y tienen la misma posibilidad, por ser jurado, para salir en un bombo. Elige una bolita. La igualdad es total. En definitiva, todos somos iguales. Y estarían formado por un veterano, una persona con algo de experiencia. Y con sorteo se evita cualquier tipo de suspicacia».

No se podrá calificar una sección si hay vínculos personales, familiares o laborales con los artistas, poetas, guionistas o dibujantes, siempre que esas personas, lógicamente, lo confiesen.