El visitante poco avezado de la Exposición del Ninot se encontrará con una figura estelar. Y si no es vecino de València, hará preguntarse si es una exposición de Geyper Man o algo parecido. Pero el señor de pelo compacto, barba y arete en la oreja es el concejal de fiestas, Pere Fuset, que es el más repetido, de todas las formas, colores y mensajes posibles. «¿Cuantos tengo al final? ¿23, 24 ninots? Al final va a ser la Exposición del Pere» aseguraba al acabar el recorrido y hacer su particular recuento. Como el alcalde Joan Ribó dijo en la inauguración que «quemamos aquello que queremos eliminar», siempre puede apelar a que la sátira tiene esas cosas, no vaya a ser que alguien quiera tomar esas frases al pie de la letra, especialmente los «haters» del edil. Algo aplicable a su colega Grezzi, al propio alcalde o a Mónica Oltra, estrellas de los ninots de casa.

Pero, mediáticamente, quien se llevará la mayor repercusión es Carles Puigdemont. Aunque su situación cambia cada día, ya hay una buena muestra, una decena por lo menos, de presencias. Ni se le ataca encarnizadamente ni se le defiende. Es una crítica suave, muy fallera, en la que Mariano Rajoy y Soraya son actores secundarios y Junqueras apenas un recurrente ocasional. En la que la burla viene dada por sus condiciones innatas para ser caricaturizado: pelo, expresión, atrezzos... sonará más entre el público universal, como las varias figuras de Donald Trump, alguna de Kim Jong-un (el líder norcoreano amenaza con convertirse en un clásico) y algún Putin. Junto a ellos, algunos famosos como Bertín Osborne y Arévalo, Ángel Nieto... pero menos que en otras ocasiones. Cuando hay política, el colorín pierde fuerza en los talleres. Y además de la habitual crítica local, está la de las propias fallas, muy para gente de la casa, que también tiene una legión de ejemplos.

¿Quien pelea por el indulto? Realmente pocas. Cada vez más parece advertirse que se pelea más por el mejor ninot de sección, que también tiene su prestigio, mientras que el indulto, anclado desde hace tiempo en figuras realistas, costumbristas y de mucha precisión, es una apuesta de muy pocos.

El cambio, al menos teórico, en el tipo de visitante en la Ciudad de las Artes no ha cambiado en los últimos años la filosofía del indulto. Se pensaba que los visitantes procedentes del turismo podrían llegar a girar el sentido del voto, incluso corriendo el riesgo de que alguno de los «famosos» más internacionales pudiera encaramarse a los puestos de honor, pero finalmente no ha sido así, al menos de momento. Lo que viene a cuestionar si realmente el aumento en los visitantes, que es cierto, sigue respondiendo al mercado local, consciente de que, en este nuevo espacio, puede ver las cosas con mucha más nitidez que en anteriores emplazamientos.

Con tres indultos consecutivos, Almirante Cadarso defiende con argumentos habituales esa posición de privilegio. Jugando a algo muy parecido están las figuras de Exposición y de Linterna-Na Robella, a quienes es de agradecer esa forma de entrar en el desafío a la espera de que la tendencia pueda llevar a otro espacio la alegría. Otras figuras como Convento, La Nova d'Orriols, Pilar... buscan un objetivo parecido con variantes artísticas.