El Bando de Fallas, como medida restrictiva que es, tiende a no contentar prácticamente a nadie. La primera valoración la ha hecho la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia, que centra su crítica en una situación que, en caso de aplicarse, provocaría lo más parecido a la ruina de las fallas ruzafeñas que ponen iluminación artística. En el bando se amplia considerablemente el plazo en el que no se pueden instalar sillas y mesas por motivos de seguridad: de 19.30 horas a dos de la madrugada. «Respetamos cualquier tipo de normativa que tenga como objetivo la seguridad ciudadana. Pero entendemos que si estas medidas se adoptan por este motivo, no debería existir tampoco ninguna instalación ni puesto ambulante de venta de comida en esas calles ni en aquellas que el bando considera como "vías de emergencia, evacuación y libres de obstáculos", ya que ello supondría un perjuicio para los establecimientos de hostelería afectados por estas medidas». En estas zonas es donde las fallas ponen los puestos de comida que ayudan a sufragar esas luces. También critican que en los puestos de venta de comida no se especifica la condición exclusiva de gastronetas o «food-trucks», «con lo que, difícilmente pueden cumplir con la misma normativa higiénico-sanitaria que se exige a cualquier local».