Las fechas del calendario fallero ponen el foco sobre los artistas falleros y la sensación de que quedan muy pocos días para finalizar los trabajos y sacarlos a la calle. Una sensación de prisa y agobio. El famoso "bou". Algo parecido se piensa de los especialistas en indumentaria, que apuran las últimas confecciones de trajes. El siguiente turno será el de los peluqueros y el último, el de los floristas. Pero si ahora hay un sector que se encuentra en plena producción y de forma menos conocida, ese es el de los elaboradoresde un elemento no menos distintivo en la fiesta: los pelos de valenciana, en todas sus facetas. Actualmente, docenas de especialistas pasan las horas sentados junto a una mesa elaborando de forma manual tanto los rodetes como los moños traseros. Uno tras otro, día tras día.

Porque en las últimas jornadas se han recogido los encargos. Además, en un elemento que suele estar caracterizado por la premura. Porque hay miles de fallares que sólo se van a vestir una o dos veces "y en el momento de volver a sacar el traje es cuando te das cuenta, o recuerdas, que había o que retocar los que tienes o comprar nuevos". En esta frase coinciden todos los profesionales de la posticería, un sector tan básico como sumamente especializado. "Ahora mismo estamos trabajando a piñón. Y es un oficio en el que la experiencia es básica. La diferencia de tiempo que tarda una persona avezada a otra que no tiene tanta experiencia es notable. Y ahora se precisa un trabajo constante y bien hecho" asegura Juan Antonio Remedios, gerente de la firma Realce, que este año es la oficial para las falleres mayores de València y sus cortes de honor. También en los meses previos se han cogido los encargos de arreglos. "Que cuestan de hacer mucho más que un moño nuevo. Has de deshacer, rehidratar, volver a peinar, comprobar el color, volver a montar".

Paradoja de las paradojas, cuanto mejor se trabaja, peor es para las empresas. "Procuras hacer el mejor producto, y eso lo que propicia es que dure mucho más" dice Inmaculada Peris, de la firma Hair Up, conocida por su emblemático establecimiento junto a la Plaza del Ayuntamiento.

En los últimos días se han recogido los últimos encargos prácticamente en todas partes "porque cuando hablas de número de confecciones completas, estás moviéndose en cifras de miles y miles. Y sólo de mallas, de docenas de miles". Un pelo, además, cuya mejor calidad se encuentra en la India y países de Oriente Medio. Son los más fuertes, capaces de soportar más y mejor el envite que supone, día tras día, la aplicación de sustancias (ceras, fijadores) necesarias para el peinado.

Cuando la elaboración de moños se combina con la peluquería propia, también hay posibilidades de urgencia "como alquilar un moño. Es lo que ocurre cuando te has dado cuenta que se te ha olvidado". En la peluquería Velázquez, otra que marca tendencia con su elaboración de moños perfeccionados. "Nuestra recomendación es no dejarlo para última hora,".

Porque este proceso es de temporada alta ahora porque hay dos realidades en la fiesta: las falleras mayores, que sí que viven al día sus necesidades de indumentaria, y aquellas falleras que se visten en dos ocasiones fundamentalmente y que son los que marcan el pico de demanda: la inminencia de la presentación y la semana fallera. "Cuando sacas el traje es cuando te das cuenta. Por eso, nuestra recomendación siempre será la de pensarlo antes y más cuando los moños se hacen a medida". Y otro consejo para elaborar los moños: "no guiarse por tutoriales. Dejar el tema a los profesionales".

Pero mucho más básico, y en eso coinciden todos los profesionales, es "la previsión. Porque no sólo es hacer el moño: también es que sea del mismo color que tu pelo". Al final, hay solución para el 99,99 por ciento de los casos porque todos ellos tienen algo en común: "Somos falleros y como entendemos estas cosas, hacemos un milagro casi cada día". La temporada finalizará casi sobre la bocina, en vísperas de la Ofrenda. Pero a partir del día 20 vuelven los moños con las promociones. Cuanto más pronto, mejor.