De momento hay suerte a raudales. Cinco días y cinco «mascletades» celebradas. A pesar de que, una vez más, fue acabar el disparo y ponerse a llover. No tanto como para haber suspendido el espectáculo, pero sí para espantar a los espectadores, que ayer fueron más bien pocos, tal como estaba previsto al ser lunes y gris. Sirva el ejemplo de que las vallas no dejaban pasar a la calle de la Sangre, más allá del acceso conocido a los comercios, pero que en la calle San Vicente no había ni tapón ni nada parecido: hasta algún coche transitó por allí durante el disparo.

La sorpresa la protagonizó un joven que, enfundado en una gorra, se acercó a la verja preguntando si podía ver la «mascletà» desde allí con sus amigos. Le dijeron que no, por muy Froilan de Marichalar que fuera, porque las normas son para todo el mundo. El sobrino del rey Felipe, cuarto en la línea sucesoria, acabó viéndolo entre el público y las cámaras de televisión, por cierto, lo cazaron sobresaltándose a pesar de que, en alguna que otra ocasión, ya ha estado en València presenciando los disparos.

Aseado disparo el de Nadal-Martí, una pirotecnia que permite manetener la tradición en de L'Ollería, que tantos nombres ilustres ha dado al oficio de la pólvora.

La concejala del PP Lourdes Bernal perteneció a la corte de honor de 1992. Ayer invitó a su fallera mayor Mónica Palmer, y corte a ver el disparo. Después, foto de rigor con sus sucesoras.