El 10 de enero de 2002, otro accidente mortal segó la vida de dos personas en la pirotecnia Ricardo Caballer de Olocau. En aquella ocasión, el siniestro provocó la muerte a la cuñada del propietario, una mujer con 20 años de experiencia en la manipulación de material pirotécnico, y de otro trabajador que se encontraba con ella en la caseta cuando ésta explotó.

El rescate de los cuerpos sin vida de las dos víctimas mortales fue especialmente complicado y peligroso debido a que los bomberos tuvieron que actuar con gran cuidado por si aún quedaba material sin explosionar en la caseta pirotécnica, además de por el gran número de cascotes que se desprendieron durante el estallido de las instalaciones.

En el momento del fatal accidente, en la caseta se encontraba un tercer trabajador que, al escuchar la primera explosión, salió corriendo para intentar salvar la vida. Afortunadamente lo consiguió. Posteriormente, relató a sus allegados que sólo recordaba haber echado a correr. El hombre estaba profundamente afectado por el siniestro y por la pérdida de sus dos compañeros.