La reurbanización de la mayor parte de las calles del Cabanyal ha sentado bien a las fallas. Salvo un par de comisiones que por las nuevas aceras o las medidas de seguridad han tenido que mover la carpa de sitio, en la Agrupación de Fallas del Marítimo no se han recibido otras quejas. Al revés, para muchas fallas las nuevas calles han sido beneficiosas, con espacios más amplios, aceras más anchas y un nuevo asfaltado.

Basta con pasear el barrio para descubrir la nueva situación. En algunos casos han quedado auténticas explanadas delante de las carpas o los monumentos, con churrerías que caben en las aceras y un asfalto más amable para cualquier tipo de actividad.

Ahora bien, también hay algunas pegas y el presidente de la Agrupación de Fallas del Marítimo, la más grande de València con 46 comisiones, las ha enumerado. Según José Pastor, ha habido un par de comisiones que han tenido que moverse o reducir tamaño para adecuarse a las nuevas aceras, cuestión que «finalmente se ha solucionado».

Y también ha habido que esperar hasta el último momento para recibir los permisos municipales. «Está claro que la seguridad es lo primero, pero el año que viene habría que hacer esto con más antelación para que las comisiones pudieran reaccionar con tiempo y no estar pendientes hasta última hora», explicó Pastor, que espera unas fallas tranquilas en todos los sentidos.