De norte a sur, de este a oeste. No hay barrio de València que no se libre de una imagen tan habitual como lamentable: la continua invasión de parques y zonas peatonales por parte de vehículos que estacionan de manera ilegal. Según denuncian los vecinos, estacionan demasiadas veces de manera impune. Benimàmet, Mont-Olivet, Campanar, Trinitat, la Vega Baixa, El Carme, Russafa... La lista es interminable, casi tan larga como las de los 88 barrios de València. Diariamente los residentes de alguna u otra zona critican los abusos de quienes utilizan los espacios para viandantes como estacionamientos gratuitos.

Los vecinos de calle peatonal Pepita Samper, entre Mont-Olivet y En Corts, explicaron a este periódico que aparcan ilegalmente «unos cien coches, incluso dentro del parque infantil que hace poco construyó el ayuntamiento con el dinero de los presupuestos participativos y que costó 55.745,25 euros». Pese a sus reiteradas quejas, lamentan que las infracciones no remiten y piden mayor acción de la Policía Local.

En el barrio de Trinitat hace poco ganaron una nueva zona peatonal junto al parque de Viveros, y ya hay automovilistas que «pasan olímpicamente» de las señales y aparcan sus vehículos. En el vecino barrio de Morvedre lamentan que estos días la zona de la calle Zeluán con Almassora se convierte en un gran estacionamiento gratuito en superficie «una de las prácticas extendidas en Fallas, donde parece que vale todo», comenta una persona con movilidad reducida.

El otro «vale todo» es el fútbol, y es que el Govern de la Nau no ha conseguido atajar un gran problema de incivismo generalizado los días de partido. Numerosas asociaciones han denunciado en los últimos años cómo se invaden parques, aceras, carriles bici y cualquier lugar libre en barrios como Mestalla, Exposició, Ciutat Universitària o, al norte de la ciudad, Orriols.

Tampoco en los pueblos de la ciudad se libran de las infracciones de los conductores, con problemas en zonas peatonales de Benimàmet o en El Palmar, donde el turismo gastronómico multiplica el número de coches los fines de semana.

En Ciutat Vella es muy habitual encontrar vehículos estacionados en zonas peatonales y calles para viandantes, algo que puede cambiar cuando se instalen las cámaras de control de acceso al distrito.

La presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos de València, María José Broseta, aunque admite que se producen estas situaciones, reconoce que no es «un problema de primer orden» para sus asociados. Con todo, sí advierte que el problema de los malos estacionamientos se debe «a un falta de aparcamientos, agudizados en muchos casos por obras de toda índole». «El Ayuntamiento debería elaborar un plan alternativo siempre que reduce las plazas por el motivo que sea. Es posible que sea necesaria una campaña especial de la Policía Local, pero sobre todo hay que dar soluciones a los vecinos», reclama.

Las cifras del problema

El problema de los coches mal estacionados supone el 68 por ciento de las llamadas que recibe la Policía Local sobre cuestiones de tráfico. Así, el teléfono 092 recibió de enero a septiembre de 2017 un total de 25.656 avisos por esta cuestión, es decir, 2.978 más que en el mismo periodo de tiempo de 2016.

La situación evidencia que hacen falta más agentes para el cuerpo municipal, pero las limitaciones que impone la ley de estabilidad presupuestaria y una década sin convocar oposiciones, han minado aún más la plantilla, junto a las jubilaciones de cada año. El Govern de la Nau ha desbloqueado la situación con la convocatoria de 40 nuevas plazas para la Policía Local.

La flota del servicio de la grúa municipal se redujo un 25 por ciento ya que la contratista adujo que no le salía a cuenta, y llegó a un acuerdo con el ayuntamiento para rescindir el contrato. Con todo, la Concejalía de Protección Ciudadana informó que el año pasado la grúa municipal retiró 21.541 vehículos, un 7,4 % más que en el año 2016, cuando esa cifra se quedó en 19.918.

Tampoco hay que perder de vista que la falta de aparcamiento en la ciudad es uno de los principales problemas que citaron los vecinos en el último barómetro municipal de noviembre-diciembre de 2017, donde las políticas del Govern de la Nau en esta área se llevaban la peor nota: 4,6. En este sentido sigue pendiente de desarrollar un plan de aparcamientos disuasorios para reducir el uso del coche en el centro de la ciudad.