La Cavalcada del Foc es como el patito feo de las Fallas. A veces pasa un poco desapercibida y además las circunstancias tampoco le han acompañado en el pasado, ya que en los últimos años se ha debido de suspender un par de veces por el mal tiempo. Pero cuando los «dimonis» desfilan por el centro, el fuego se convierte en rey y señor de la calle. Y el público se lo recompensa con creces. Debe ser uno de los espectáculos más inmortalizados con el móvil.

Ayer estuvo a punto de repetirse la historia, porque a las 19 horas, cuando estaba prevista su salida de la calle Russafa rumbo a Porta de la Mar, un intenso chaparrón parecía que iba a apagar la llama de los «dimonis». Muchos vecinos estaban pendientes de la redes sociales, que se han convertido en aliadas perfectas para confirmar la celebración de este tipo de actos amenazados por el mal tiempo. Y 40 minutos después, la primera de las collas encendía la mecha.

A pesar del retraso, la Cavalcada del Foc fue capaz de atraer a un buen número de asistentes que, conforme fueron pasando los minutos, crecían en cantidad. Hasta cinco o seis filas de personas se arremolinaban principalmente en la calle Colón para ver el precioso espectáculo preparado por las collas La Xafigà, de Muro; Xeke Guay, Dimonis Socarrats, de Campanar; Enroscats, de l´Alcúdia; Dimonis de l´Avern, Pyros, Dimonis de Mislata y Dimonis de Massalfassar. En cifra, seguramente se acercaban a las 200 personas enciendo silbadores, lenguas de fuego o efímeros cometas de chispas que hacían las delicias del público. Y como cada grupo de «dimonis» lleva su propia ambientación musical, la fuerza del espectáculo no decayó en el largo pasacalle. Hasta 40 minutos de un continuo estallido de fuego pudieron disfrutar los espectadores. Una tortuga gigante, una carroza con diabólicos músicos o decenas de personajes entre Mad Max y el diablo, conquistaron anoche València.