«L´Equilibri Universal» hizo honor a su nombre y se mantuvo casi al completo durante más de unos 7 minutos, en una combustión mucho más rápida de lo que se había previsto. Mientras los técnicos calcularon que tardaría una hora en ser pasto de las llamas, en poco más de 20 minutos se había desdibujado completamente.

Con lo que nadie contaba es con un retraso de más de 20 minutos por un problema técnico en los fuegos artificiales, aunque a la hora de la verdad lucieron a gran altura. El disparo y los efectos de Reyes Martí no empezaron hasta la 1 y 20.

La explosión de colores que diseñó Okuda San Miguel y que crearon Pepe Latorre y Gabriel Sanz se fundieron en el gris más representativo de la fiesta, el de las cenizas. Precisamente el reto que se había marcado la falla del Ayuntamiento era que fuera lo más duradera posible, fundamentalmente con el uso generalizado de la madera.

Así, como en los viejos tiempos, pero la tozuda realidad dejó una cremà más o menos convencional. Eso sí, perfectamente ejecutada y con un cuerpo central que se mantuvo erguido hasta que las llamas lo consumieron.

El original espectáculo pirotécnico previo de Reyes Martí acabó por redondear la noche. Ni siquiera el retraso de 20 minutos empañó el disparo de la pirotécnica.

Las llamas se impusieron a la amenaza de lluvia y al mar de las lágrimas de las reinas de la fiesta. La Fallera Mayor, Rocío Gil, tampoco lo pudo evitar, ni buena parte de su Corte de Honor, pero al menos disfrutaron de un adiós pausado y con la solemne música de la Societat Musical d´Alboraia, que puso la banda sonora bajo la dirección de Eduardo Nogueroles y la voz de la soprano del municipio de l´Horta Mónica Bueno, precisamente la madre de una de las niñas de la Corte Infantil, Daniela Esteve Bueno. La intérprete se llevó una gran ovación de la plaza.

Así ardió la falla municipal

Fallas de València 2018 | Cremà de la falla municipal

Fallas de València 2018 | Cremà de la falla municipal

Las Fallas 2018 ya son historia y aunque no hay ninguna comisión que no esté pensando ya en las del año que viene, lo cierto es que la de anoche fue una «cremà» para recordar. Algunas comisiones tuvieron que esperar hasta altas horas de la madrugada para ver arder su monumento. Por ejemplo, una de las revelaciones de este año, la Nova d´Orriols, tenía prevista su «cremà» a las tres de la mañana.

La «cremà» se desarrollo bajo la amenaza de lluvia -que cayó con fuerza a la hora que estaba prevista el inicio de la Cavalcada del Foc-, pero finalmente el fin de fiesta se celebró sin mayores contratiempo. Eso sí, con un frío que se caló en los huesos todos los falleros, pero la potencia del fuego de muchos monumentos ayudó a combatir la desapacible noche.

Pasos adelante y frenazos

En total, la ciudad vio arder a 688 monumentos, entre infantiles y grandes, en el segundo año de las Fallas con el reconocimiento de Patrimonio Inmaterial de Humanidad. En el balance vuelven a pesar más los aspectos positivos, con el turismo rozando el lleno, una gran calidad en los monumentos de este año, un mayor protagonismo de la mujer en la fiesta (con Reyes Martí de abanderada) o el paso adelante que se ha dado en materia de seguridad. No hay duda de que estas fiestas han sido más seguros.

Pero no hay olvidar los problemas que sigue generando una fiesta masiva, como la masificación de las calles, la suciedad en las calles (pese a la evidente mejora en este sentido), los excesos de algunas macrofiestas (que no respetan ni el patrimonio protegido) y la invasión de puestos de comida callejeros.

La iniciativa de los «food trucks», que pretendía dignificar estos espacios de comida rápida, ha degenerado en todo tipo de puestos, no solo de comida, que han desatado la ira de los comerciantes. Desde el Ayuntamiento ya han hecho propósito de enmienda. Tienen un año para, como los monumentos, reinventarse.