Positivo pero con margen de mejora. Ese es el balance global (en espera de la cremà) que hizo ayer por la mañana el alcalde de València sobre las Fallas.

Tras la «mascletà» del día de San José, festividad del patrón, disparada por primera vez por una mujer, Reyes Martí, Joan Ribó valoró la idea sin ser «algo que nos planteemos de manera inminente» de aplicar una tasa turística fallera, aunque precisó que debería distribuirse y no beneficiar solo a las fallas de especial, como se se ha apuntado.

Se trata en todo caso de una medida compleja que debe abordarse con una legislación autonómica que permitiera sufragar los costes de los servicios públicos, como la seguridad y la limpieza que lleva aparejada la fiesta.

Ribó destacó que hay que «trabajar para buscar la excelencia» de las Fallas, declaradas Patrimonio de la Humanidad, distinción que queda en entredicho con la mala imagen que se ha dado por la acumulación de basura y suciedad de las verbenas celebradas en entornos como la Lonja y otros entornos monumentales. El alcalde apuntó que este es uno de los aspectos susceptibles de mejorar.

El alcalde insistió en el balance positivo de las fiestas, donde «no ha habido ningún problema». La seguridad de las fiestas ha sido uno de los aspectos que más «ha preocupado desde el principio, que se ha trabajado mucho, y que de momento ha salido muy bien».

El dispositivo policial se ha reforzado con 40 agentes de fuera, «pero a veces también hacen falta más». «Cuando tienes más del doble de personas de lo que es habitual siempre hacen falta recursos», subrayó el alcalde que ayer recibió a los alcaldes de A Coruña, Xulio Ferreiro, uno de los alcaldes del cambio, y Palma, el independentista Antoni Noguera.

El alcalde apuntó que, a falta del balance por sectores, la ocupación ha rondado el cien por cien aunque «puede haber descendido algo el turismo» respecto al pasado año al caer el último día, noche de la cremà, en lunes y no ser festivo en todas las comunidades. «Pero ayer [por el domingo] estábamos a un nivel prácticamente de saturación y hoy [por ayer]también», recalcó.

En relación a la limpieza el alcalde destacó que ha funcionado «adecuadamente» ya que aunque la calle se ensucie tras cada gran acto, como una mascletà, «en media hora la calle está limpia otra vez». Ribó recordó que este año se han introducido mecanismos para reciclar al máximo envases y a la gente de fuera València les parece «una ciudad que está limpia». «Se limpia, pero se ensucia mucho», constató.

En relación al botellón, como una de las prácticas que más ensucia la calle, derivado de la excepcionalidad durante las fiestas a la prohibición por ley de consumir alcohol en la vía pública, el alcalde se mostró reacio a aplicar restricciones.

«No soy partidario de una ley seca». «Hay que ser realista y si ya es difícil controlar el botellón en un fin de semana normal imaginemos en fallas». Con todo, dijo el alcalde, «hay que trabajar para reducir la cultura del alcohol». El alcalde destacó que se trabaja para reducir las latas, que haya más urinarios públicos, o impedir que se produzca en determinadas zonas, en especial cerca de edificios emblemáticos, en alusión al macrobotellón de la Lonja.

Entre las cuestiones a mejorar, destacó el alcalde está la movilidad, para evitar la invasión del carril bus y las aglomeraciones en el metro. Es una asignatura a seguir trabajando, dijo Ribó.