El ayuntamiento repartirá 20.000 euros entre las comisiones que tienen o deben cambiar sus elementos «no fungibles», fundamentalmente, estandartes y letreros luminosos, dentro del proceso de rebautización provocado por el cambio de denominación de calles. La Ley de Memoria Histórica ha cambiado el nombre a diferentes calles y plazas de la ciudad y esto afecta fundamentalmente a las comisiones de falla.

Precisamente, en la reunión se planteó la posibilidad de que se aprovechara este cambio para denominarse de acuerdo con el apodo que tienen algunas de ellas (El Cid, Els Generals...), pero se recordó que esto es imposible porque lo impide el Reglamento Fallero.

A todos los efectos, la oferta de subvención es para aquellos que lo deseen. A bote pronto, nadie está obligado a cambiar el nombre, pero si cualquier particular o entidad exigiera judicialmente la aplicación de la Ley, sí que tendrían que hacerlo. Pero la subvención (ahora sale a más de 1.200 euros por falla) sólo se concederá en esta convocatoria y es una ventaja que no tuvieron las comisiones que se vieron obligadas a cambiar en el inicio de la transición por la primera oleada de cambios en el nomenclátor de la ciudad (Periodista Azzati por Falangista Esteve, Campanar por Alférez Provisional, Peset Aleixandre por Onésimo Redondo...). De la misma manera que ningún comercio o asociación de las calles afectadas va a recibir ayuda alguna.

Las comisiones deben aprobar en asamblea el cambio de nombre para que el pleno de la Junta Central Fallera lo apruebe en junio. Ese cambio puede aprovecharse para, por ejemplo, acortar el nombre si no da lugar a equívoco (por ejemplo, Santa Cruz de Tenerife o la actual General Barroso). El pago se haría como con la subvención de fallas: se pagaría de antemano y se justificaría con facturas posteriormente.

Las bandas no están incluídas en estas subvenciones, pero también se advirtió que ni ayuntamiento ni JCF van a estar pendientes de qué nombre lleva o deja de llevar cada fallera. Se entiende que la «operación renove» se irá haciendo con el paso de los años.

En la reunión también estuvo la única comisión que mantiene su denominación antigua: García Morato-Yecla, cuya primera calle ya no existe, sino que es Olof Palme. Y existe otra situación curiosa, como es la de Eduardo Marquina: se debe cambiar el nombre por Pere María Orts, pero no puede recibir ni ésta ni ninguna subvención municipal porque, plantando en València, su sede social está en Mislata, con lo que la intervención municipal nunca autorizaría el pago de una subvención ya sea de falla, luces, programa «germanor» o, como en este caso, estandartes.