Malos tiempos para la lírica del artista fallero. Por eso, la gala en la que a los ganadores de primeros premios se les entrega un reconocimiento se convirtió en una prolongación del deseo de que las comisiones inviertan más dinero en ellos. Lo reivindicaron los dos ponentes, el maestro mayor, José Ramón Espuig, y el concejal Pere Fuset. Y hasta los presentadores, Lucía Andrés y Paco Pellicer. Y eso, pese a que algunos, no todos los artistas ganadores de primeros premios lucieron la chapa troquelada al efecto. Pero de la fiesta se salió nuevamente con ese grito que reclama más dinero en los contratos, así como repudiar el concurso de bocetos.

Espuig estuvo menos duro que el año pasado, pero no desaprovechó la oportunidad. «Ahora recogemos los premios, pero ha sido una temporada dura, con presupuestos escasos y mucha presión para conseguir unos éxitos que aseguren el trabajo el año que empieza. Trabajamos en talleres pequeños para el volumen que tenemos, poco adaptados y sin posibilidades de hacer reformas. Nos hemos jugado el físico en una plantà complicada, que habría que debatir si el riesgo no debe tener un límite y todo ha acabado bien, menos esa situación que vivimos y que ha llevado a cerrar algunos talleres o tener que pedir créditos pese a haber hecho bien el trabajo». Y volvió a mandar un recado a las comisiones. «Estudien si de verdad estamos haciendo todo lo posible por mantener la esencia de las fallas. Un año completo después de ser Patrimonio de la Humanidad no es que hayamos cambiado mucho. Sólo que desde hace tiempo, la «despertà» y el pasacalle disminuye. Quizá por los excesos nocturnos. Habría que ver cuanto ha subido de verdad desde hace quince años el dinero destinado a fala pese a la subvención. Pedimos no ser una excusa para cerrar una calle» y a las instituciones les pidió «implicación».

En definitiva, que «maravillamos a todo el mundo, pero no somos profetas en nuestra tierra, donde nuestro trabajo se ha convertido en rutina».

El concejal Pere Fuset lanzó una idea para tratar de conseguir esa dignificación. «El año pasado conseguimos, con la nueva clasificación, un mínimo necesario para concursar. Pero fueron 600 euros. No es suficiente». Y tanto que no. La Interagrupación está barajando subir esa cantidad hasta los 1.800. En el ayuntamiento quieren más, incluso cerca de los tres mil. Se debatirá en las próximas semanas, si los agentes falleros tienen ganas de mirarse a la cara. «Es el momento de que vayamos un poco más allá y cuando queremos, podemos ponernos de acuerdo. Sé que me voy a clavar en un charco, uno más. Establecer un mínimo ya fue un hecho histórico el año pasado, pero debemos pedir más. Eso sí que es "voler falla". Debemos un más allá».

Hay que recordar que, para entrar a concurso, en Alicante se exige un mínimo de seis mil euros, una cifra que el año pasado no alcanzaron 103 comisiones, más de la cuarta parte del total.

Y recuperó el debate sobre tamaños. «Si: el esfuerzo que hacen las comisiones se quiere ver reflejado en un buen trabajo. Pero las fallas no se venden a peso ni volumen. El trabajo del artista hay que reconocerlo». Fuset también apeló al respeto. «No podemos volver a escuchar "eso no es una falla" como no decimos "eso no es una película" o "eso no es un cuadro". La diversidad la marcáis vosotros con vuestra creatividad».

Con esa dureza de futuro, varias docenas de artistas recibieron unos galardones que, teóricamente, son un balón de oxígeno. Altamente inflamable.