Estraperlo, Motovespa, Franco, Cantinflas... son nombres que les acompañaron en la niñez. Y que, combinados con Fallas, forman parte del desván de recuerdos. Y esto es lo que se pretende estimular dentro del programa organizado por el Museo Fallero, Universitat de València, Gremio de Artistas, Las Naves y Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer. Ayer, un primer grupo de personas mayores (se repetirá la experiencia en enero y febrero) acudieron al local donde se guardan los indultos del fuego. Recibieron una charla de los responsables del mismo, reforzada por los artistas Ramón Espinosa, Juan Carlos García Ibáñez y Vicente Lorenzo. Con un objetivo: «evocar. Recuperar recuerdos que permanecían dormidos y que tengan impacto en ellos» explica la psicóloga de la asociación, Nadia Sadi. «Se ha seleccionado un grupo de enfermos que han vivido cerca de las fallas. O eran falleros o, simplemente, les gustaba. Son personas, además, que están en la fase inicial y que gozan de cierta autonomía. Buscamos que les guste, que despierte en ellos la curiosidad».

La emoción de Ramón Cervera

Es el caso de Ramón Cervera. Sus hijas Lorena y Alba fueron falleras mayores infantiles. Contempla el ninot indultado del primero de esos años, 1994, y salta en seguida: «era de Puche». Pasa por delante del retrato de su hija Alba y no puede dejar de emocionarse. Se le saltan las lágrimas porque recuerda. Otros sorprenden porque Ramón Espinosa cuenta la anécdota del Coloso de Rodas de 1970 y uno le dice en seguida que «se cayó». Otros recuerdan inmediatamente los nombres de películas de Cantinflas, a colación del ninot indultado de Mario Moreno en 1946. «Son situaciones que vivieron de niños o de jóvenes». Tras la visita, miembros de la UV sometían a entrevistas a los visitantes. Tratando de descubrir la huella que ha dejado el paseo por el tiempo. Todo en aras de estimular a base de impactos unos recuerdos que no deberían quedar en el olvido. Los de una vida.