Tener las inversiones en productos seguros es algo que preocupa a los ahorradores, sobre todo a partir de la crisis. Saber de qué garantías se dispone es vital antes de formalizar un contrato.

Existen distintas maneras de sacar rentabilidad al dinero que tenemos en excedente, pero no todas son igual de seguras. Lo habitual es que a mayor riesgo, mayor ganancia, aunque no todo el mundo está dispuesto (o puede asumir) pérdidas en el caso de que las cosas no salgan según lo previsto. Más preocupante es que los pequeños ahorradores tengan contratados, o se lancen a contratar, artículos financieros que no conocen y con los que no saben a qué riesgos se exponen. Así que vamos a hacer una descripción de los productos de inversión más frecuentes: las acciones, los fondos y los depósitos.

Acciones

La compra de acciones no se puede considerar una forma de ahorro, sino de inversión. Aunque se puede tener en cuenta dentro de la estrategia general de ahorro, es de elevado riesgo, a no ser que se reciba un asesoramiento muy especializado sobre valores fuertes que están generando beneficios. Realizar aportaciones periódicas y empezar con un capital muy bajo, con un planteamiento a largo plazo, ayuda a introducirse en este complejo mundo. Eso sí: el dinero que invierta no está garantizado por el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD).

La impaciencia no es amiga de este tipo de producto. El trader que se queda con el rendimiento a corto plazo, puede que consiga un rendimiento similar a un inversor que ha dejado su capital durante más tiempo. Pero tras pagar comisiones, los beneficios se merman de manera considerable.

Fondos de inversión

Estos artículos tampoco están protegidos por el FGD, aunque poseen otros mecanismos de salvaguardia. De hecho, la entidad que gestiona el fondo y la depositaria, están separadas con el fin de evitar que una posible quiebra afectase a los titulares. El banco actúa como un mero intermediario, así que no son estrictamente bancarios, ya que dependen de los activos en los que se realiza la inversión.

La ventaja de este producto es que es muy versátil en función del tipo de ahorrador al que se le presente. Por ejemplo, para un perfil conservador que quiere evitar cualquier posibilidad de perder sus ahorros, con indiferencia del plazo, es preferible encaminarse hacia un fondo monetario o algún fondo de renta fija a corto plazo. En esta categoría es posible encontrar una gran variedad de productos, pero las rentabilidades no son demasiado altas (entre un 1,5 y un 2,5%). Las comisiones siempre deben ser bajas, para conservar el máximo beneficio posible.

Entre los más destacados contamos, por ejemplo, con el fondo Merchfondo, que pertenece a la categoría de fondos de inversión globales, con una rentabilidad anual de 59,57 %. Otro fondo atractivo es el Fondo Sabadell Bs G.extra 10, de la categoría de garantizados, con una rentabilidad del 158%. Antes de invertir en un fondo es recomendable conocer qué tipo de activos se van a comprar y cuáles son los riesgos de la cartera. Una estrategia bien formulada, que permita mucha diversificación y hacer variaciones de cartera sin tener que tributar por ello puede suponer importantes beneficios. Siempre teniendo en cuenta las condiciones generales del mercado y la situación personal del inversor.

Depósitos

El riesgo que se asume es muy bajo, pero también lo es la rentabilidad que se puede obtener. Estos productos bancarios están cubiertos por el FGD hasta 100.000 euros por persona y entidad. Aun así, es muy importante dejar nuestros ahorros en manos de entidades con una trayectoria sólida y una reputación de solvencia que genere confianza, independientemente de lo que contratemos. Los depósitos sirven para acumular una cantidad de dinero determinada en un plazo de tiempo concreto, con un objetivo definido. Para ilustrar esta información tenemos el e-Depósito a 25 meses de Caixa Catalunya. Aporta una rentabilidad del 2,50 % TAE, invirtiendo como mínimo 1.000 euros. Es decir, que con una cantidad de 6.000 euros a plazo fijo se ganan 163 euros al año y 344 al vencimiento, antes de aplicar la retención fiscal pertinente. ¿Cómo se contrata? Exclusivamente online, para nuevos clientes y nuevas aportaciones de capital. La cancelación está permitida, pero con una penalización del 2% sobre la cantidad reintegrada, aplicada a los días que faltan hasta el vencimiento y dividida entre 365. Nunca se penaliza la cantidad invertida, solo la parte proporcional de los intereses resultantes.

Como vemos, cualquiera de las opciones trae consigo un análisis detenido de los productos y del perfil del ahorrador. Consultar a un experto y conocer detalladamente las condiciones antes de hacerse con el producto son aspectos fundamentales.