Ya sea para afrontar un gasto imprevisto, financiar unos estudios o comparar algún bien necesario y algo caro, pedir un crédito es un trámite por el que han pasado y pasarán muchos clientes de entidades bancarias y otras empresas que los ofrecen.

Es cierto que, a día de hoy, es más complicado acceder a un crédito: entre los requisitos más habituales se encuentran un correcto comportamiento en los pagos, un uso que el banco considere "importante"- ya no es tan fácil irse de viaje con un crédito- ingresos estables y un contrato indefinido y avales lo suficientemente solventes para las cantidades más elevadas. Sin embargo, las entidades se muestran optimistas en relación a este tema de cara a finales de este año y el 2015.

Cuando un banco u otra entidad acceden a conceder un crédito, es el momento de elegir la mejor opción. Para encontrar el más rentable entre la oferta disponible es importante fijarse en todas sus características de forma global. Por ejemplo, cualquier crédito con un tipo de interés en principio prometedor puede encarecerse mucho si las comisiones son excesivas.

Éstos son algunos de los aspectos a estudiar para elegir el mejor crédito:

-El tipo de interés. Es el punto en el que cualquier cliente va a detenerse en un primer momento. Y es que, aunque no sea decisivo, un tipo de interés competitivo es fácil que vaya de la mano de un crédito barato. En España, la TAE de los créditos al consumo supera el 9,5%, lo que significa un 30% más que la media de la tendencia en Europa. Sin embargo, es posible encontrar créditos dos puntos por debajo de esta cifra sin que esto signifique perder rentabilidad en el resto de aspectos.

-Las comisiones. Unas comisiones muy elevadas pueden hacer que cualquier crédito deje de merecer la pena. Entre las que pueden cobrarse al pedir dinero prestado se encuentran las de apertura, estudio del caso o amortiguación anticipada. Actualmente es posible encontrar créditos que suprimen los gastos más habituales por sus servicios -sobre todo los que oferta la banca online-, por lo que lo más interesante es encontrar aquellos que no cobran comisiones, ya que además suelen ser bastante equilibrados.

-La cantidad máxima. Dependiendo del crédito y sus requisitos, se ofrecerá una cantidad más o menos elevada. La mejor opción es elegir la que mejor se ajuste a cada necesidad: si pedir una cantidad demasiado alta no tendrá que ser devuelta en más tiempo y seguramente sea más difícil de conseguir, una demasiado baja puede quedarse corta.

-El plazo. En este punto ocurre algo similar que con la cantidad máxima. Un plazo muy corto puede traer problemas si resulta imposible saldar la deuda a tiempo, ya que por norma general las penalizaciones por los retrasos en los pagos de los créditos son muy estrictas. Pero por otro lado, un plazo demasiado largo provoca que se estén pagando más intereses por más tiempo o se aplique una comisión por amortiguación (en el caso de poseerla), con lo que el crédito terminará por ser más caro de lo estrictamente necesario.

-Los productos vinculados. Muchas entidades acceden a dar financiación siempre y cuando se establezca una cierta vinculación con ellas, de forma general contratando alguno de sus productos como cuentas nómina o seguros varios. Aunque es más sencillo obtener un crédito con el propio banco, que conoce la trayectoria de pagos de cada cliente (y siempre que ésta sea buena), también

es posible acceder a créditos -generalmente denominados rápidos- que no piden ninguna vinculación y sin cambiar de banco.

-El cometido del crédito. Por último, también es interesante buscar el mejor crédito en relación al uso que se vaya a hacer del dinero obtenido. En el mercado existen créditos específicos, que ofrecen distintas ventajas ya estén pensados para financiar unos estudios universitarios o una reforma de hogar, entre otras muchas opciones.