El 23 de junio se celebrará un referéndum en el Reino Unido para decidir si permanecen en la Unión Económica Europea o no, lo que por un juego de palabras entre Britain y Exit (salida en inglés) se le denomina 'Brexit'.

Al no estar el Reino Unido dentro de la Unión Monetaria las consecuencias para el resto de estados miembros serían más suaves que si así fuera, aunque no hay que menospreciar las que sufriríamos tanto nosotros como ellos mismos.

Tres cambios globales si se va Gran Bretaña de la UE

Al ser la principal condición de la Unión Económica Europea la libre circulación de personas y mercancías entre los estados miembros, los dos efectos principales sobre la economía de ellos serían claros.

El flujo migratorio cambiaría de forma importante en Europa y estaríamos ante un nuevo paradigma para las personas que quieran ir a trabajar al Reino Unido y viceversa, ya que resurgirían limitaciones (visados, plazos€). Realmente, al ser éste el punto más utilizado por los partidarios del Brexit ya están consiguiendo concesiones del resto de miembros para evitarlo.

Estos privilegios son uno de los motivos por los que el gobierno hará campaña a favor de mantener el país en la Unión, con lo que, salgan o no, parece inevitable que sigamos viendo variaciones en este aspecto y más restricciones en la entrada migratoria hacia las islas. El resultado económico para todos serán inminentes: más dificultad para trabajar en Inglaterra y más necesidad de acogida hacia el resto de países.

Por lo que respecta a las mercancías no es opinable que se encarecerán las exportaciones e importaciones con destino u origen en el Reino Unido por la reaparición de tasas arancelarias.

Todo esto está provocando grandes corrientes de opinión y de temor dentro del Reino Unido que abogan por que no se produzca el Brexit que ya está teniendo unas consecuencias directas sobre la economía británica, y especialmente sobre su moneda que ha caído más de un 10% respecto al euro en los últimos meses.

Este descenso de la libra esterlina se está dando a pesar de que las encuestas anticipan que se mantendrán en la Unión. Si reacciona así ante un riesgo menor, todo hace pensar que la penalización por parte de los mercados hacia la libra será muy dura en caso de sorpresa y que se produzca esta separación.

La influencia directa en España

Uniendo estos factores (libra, aranceles, fronteras), el turismo, uno de los sectores más relevantes de la economía española, se puede poner a temblar: Los datos del INE (Instituto Nacional de Estadística) de 2015 muestran como el Reino Unido es, con diferencia, el principal emisor de turistas con más de 15 millones de visitantes (cuatro más que Francia y 5 que Alemania).

Poniendo un ejemplo para valorar este impacto, un turista inglés que se gastó 800 libras en sus vacaciones en España en julio realmente ingresó 1.150 euros en nuestra economía; sin embargo con esas mismas 800 libras ahora ingresaría poco más de 1.000 euros.

Por lo tanto, una depreciación de la libra por culpa del Brexit pone en riesgo un importante flujo de ingresos a nuestra economía. No hay que olvidar que, entre otras cosas, para favorecer la exportación (el turismo es una forma de exportar) el Banco Central Europeo lleva varios meses) tomando medidas extraordinarias para provocar que el euro se siga depreciando respecto a otras grandes monedas. España lo notaría significativamente teniendo en cuenta que, según un reciente informe del "World Travel & Tourism Council", el 16% de toda la economía española proviene del sector de los viajes y sus vinculaciones.

A todas luces, parece que sería un movimiento que perjudicaría al propio Reino Unido ya que encarecería sus importaciones y exportaciones; pero no solo a ellos, también a todos los que realizan estas operaciones con las islas británicas, entre ellos España y principalmente su sector turístico.