Aún no ha llegado el invierno, pero si él el frío. En estas épocas del año se dispara el consumo de gas y luz en el hogar, poner la calefacción, calentar el agua o encender la luz antes de lo normal disparan la factura de cada mes.

Solo la calefacción ya consume un 40% de la energía que consumimos en casa, por lo que reducir su uso no solo ayudará al medioambiente, sino que además rebajará la factura considerablemente. Lo ideal es encenderla por la mañana y apagarla por la noche, manteniendo una temperatura de entre 20 y 21 grados. Bajaremos el termostato a unos 15 grados cuando anochezca o si salimos un par de horas, además de en todas las habitaciones que permanezcan vacías.

Otro método de ahorrar un poco cada mes es sustituir las calderas convencionales y de baja temperatura por otras de condensación. Las calderas de condensación realizan la admisión de aire y evacuación de los gases en una cámara cerrada, lo que permite aprovechar el calor de los gases de escape con un rendimiento de más del 100%. El único inconveniente es la alta inversión que hay que hacer en este tipo de calderas, aunque a la larga es recomendable, porque el ahorro energético será del 10%.

Es muy importante prestar especial atención al mantenimiento de las calderas. Una caldera sucia aumento mucho el consumo, además si no purgamos los radiadores antes de empezar a usarlos el aire que guardan en el interior hará más difícil transmitir el calor. Igual que obstruir la salida de aire, cuando ponemos ropa u otros objetos encima la calefacción necesitar más energía y esto aumentará el consumo considerablemente.

Por último es fundamental evitar que se escape el calor que guardas en casa. El aislamiento en el hogar tiene que ser eficaz tanto con los cerramientos aislantes como con las ventanas. Lo más recomendable es dejar el vidrio de lado y utilizar un material de marco metálico.