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Moisés Domínguez
Ver galería >La comisión de Manuel Candela-Avenida del Puerto vive dos caras de la fiesta: la desolación al ver que el artista no les ha plantado la falla y la solidaridad de las fallas vecinas, que han acudido a enriquecer el monumento con fragmentos de las suyas.
La comisión de Manuel Candela-Avenida del Puerto vive dos caras de la fiesta: la desolación al ver que el artista no les ha plantado la falla y la solidaridad de las fallas vecinas, que han acudido a enriquecer el monumento con fragmentos de las suyas.
La comisión de Manuel Candela-Avenida del Puerto vive dos caras de la fiesta: la desolación al ver que el artista no les ha plantado la falla y la solidaridad de las fallas vecinas, que han acudido a enriquecer el monumento con fragmentos de las suyas.
La comisión de Manuel Candela-Avenida del Puerto vive dos caras de la fiesta: la desolación al ver que el artista no les ha plantado la falla y la solidaridad de las fallas vecinas, que han acudido a enriquecer el monumento con fragmentos de las suyas.
La comisión de Manuel Candela-Avenida del Puerto vive dos caras de la fiesta: la desolación al ver que el artista no les ha plantado la falla y la solidaridad de las fallas vecinas, que han acudido a enriquecer el monumento con fragmentos de las suyas.
La comisión de Manuel Candela-Avenida del Puerto vive dos caras de la fiesta: la desolación al ver que el artista no les ha plantado la falla y la solidaridad de las fallas vecinas, que han acudido a enriquecer el monumento con fragmentos de las suyas.
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