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«Francisco es un tipo estupendo en todos los sentidos», asegura la cantante asturiana Cristina del Valle en las páginas de Pronto, la revista de mayor tirada del país. Un millón de ejemplares cada semana.

Toda España se ha enterado, por lo tanto, de su amor por Francisco, y que su enamorado no es un Francisco cualquiera, sino el rector de la Universitat Jaume I de Castelló. La capital de la Plana vuelve a la prensa couché coincidiendo con el reciente lanzamiento de su trabajo discográfico Tiempos rotos. Un romance que recuerda al que, a finales de los 80, protagonizó Karina con el estilista Juan Miguel Martínez y que le permitió programar su regreso a la industria del disco con un álbum llamado Siempre está en mi corazón.

Su idilio con el castellonense le ha permitido a la ex cantante del dúo Amistades Peligrosas regresar con fuerza al primer plano de la actualidad nacional, después de casi ocho años de sequía musical tras dos fallidos intentos de triunfar en el mundo de la canción en solitario: sus álbumes El dios de las pequeñas cosas y Apuntes general del mundo pasaron con más pena que gloria y la multinacional EMI decidió rescindir el contrato a la que se perfilaba co­mo gran estrella del pop.

Antes de firmar sus discos con su nombre auténtico y completo, Cristina del Valle había debutado con el grupo Vodevil, y posteriormente, a mediados de los 8o grabó un pop muy suave con el nombre de Chris y bajo el amparo de la multinacional Warner, para, después, pasar a formar junto al siempre escandaloso Alberto Comesaña, su pareja sentimental por aquel entonces, el popular grupo Amistades Peligrosas, con el que grabó cinco exitosos álbumes, el último de los cuales estaba dedicado al pueblo saharaui.

Mujer comprometida con los movimien­tos pacifistas y feministas, la cantante confiesa en Pronto que lo suyo con Francisco Toledo «ha sido increíble y me ha roto todos los esquemas». De hecho, como buena enamorada, no duda en halagar a su media naranja y asegura que «no tiene nada que ver con Eisa», su anterior novio, y puntualiza que «nunca había estado con un hombre que compartiera tantas cosas conmigo». Y cuenta que es un hombre divorciado «y con dos hijos».

La pareja vive separada. Él en Castelló y ella en Madrid, pero no hay problemas: «Él viene casi todas las semanas por motivos de trabajo», afirma la cantante.