La revista ´Forbes´ ha elaborado una lista de aquellas personalidades que, una vez fallecidas, siguen amasando grandes fortunas. El número uno del ranking se lo lleva Michael Jackson, cuya muerte generó tantos beneficios que saldó rápidamente su deuda de 500 millones de dólares. Tras él, Elvis Presley, Tolkien y John Lennon, entre otros.

´Forbes´ ha publicado una lista de las 13 ´celebrities´ que más beneficios han generado una vez muertos desde octubre de 2009, y el Rey del Pop se ha llevado la primera posición. Elvis Presley, J.R.R. Tolkien, John Lennon y Stieg Larsson han conseguido también hacerse un hueco en el ranking.

Cuando Michael Jackson murió, dejó tras él 500 millones de deuda y tres hijos que mantener. Sin embargo, la fortuna que se generó con las ventas de discos, el filme ´This is it´ y los musicales que se produjeron dejaron más que saneadas sus cuentas bancarias.

"La muerte de Michael Jackson dejó claro lo que vale una persona cuando fallece", afirma David Reeder, vicepresidente de Corbis' GreenLight, la empresa que gestiona los derechos de Albert Einstein.

Mientras que las ganancias de Jackson este año han sido de 275 millones de dólares (más que el resto de miembros de la lista juntos), el segundo lugar es una cantidad más discreta: 60 millones de dólares a cargo de Elvis Presley.

Tras él se encuentran J.R.R. Tolkien, el dibujante de ´Snoopy´, Charles Schulz y John Lennon, que cierran así el ´top five´.

La lista continúa con el escritor de la saga ´Millenium´, Stieg Larsson (6), el escritor de literaruta infantil Dr. Seuss (7), Albert Einstein (8), el dueño de los New York Yankees George Steinbrenner (9) y el compositor Richard Rodgers (10).

Los últimos puestos son ocupados por Jimi Hendrix y el actor Steve McQueen, empatados en el puesto número 11, y el productor de televisión Aaron Spelling, que cierra la lista en la posición número 12.

Estas fortunas son cada vez más codiciadas por los especialistas en marketing y gestión de derechos, que las encuentran mucho más rentables que las de los artistas aún vivos y susceptibles de caer en desgracia.

Y es que la imagen de las estrellas fallecidas ya está establecida, sea la que sea, y sólo es necesario saber promocionarla. Mientras que si una estrella actual va por mal camino y arruina su estatus, probablemente suponga un problema de rentabilidad.