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La huella de Iturbi en Torrent (II)

Esta semana, como continuación a la anterior entrega, veremos la arquitectura de la que fue la casa en Torrent del reconocido músico José Iturbi, que actualmente alberga la sede de la Mancomunitat Intermunicipal de l'Horta Sud. Con motivo del 35 aniversario de su fallecimiento y el 120 de su nacimiento, el Palau de la Música le dedica una exposición.

Salón de actos que ocupa el espacio del desaparecido jardín. TOMÁS ROSELLÓ

Con la llegada a Torrent del «trenet» en noviembre de 1893, que conectó la población con Valencia, empezaron a proliferar en torno a su estación de estilo clasicista académico —y obra del ingeniero Juan Pérez Sanmillán, que aún se conserva—, una serie de residencias de recreo, en la zona de las calles de Baviera y Sant Nicolau o «dels Senyorets». Esto permitió el asentamiento en la población de numerosas familias adineradas de la capital formando lo que se conoció como «la colonia valenciana», tal y como recoge el cronista José Royo (2006) en el libro «Torrent en la prensa de Valencia: La Voz de Valencia (1901-1917)». Ello favoreció que tuviera lugar un período de un auge cultural en la localidad, entre finales del siglo XIX y principios del XX, en el que se llegaron a celebrar dos «Jocs Florals» en los veranos de 1900 y 1901.

En 1910, según Adriá Besó, se llevó a cabo una reforma urbana del centro histórico, consistente en la apertura de una calle que conectó directamente la plaza Colón, donde se ubicaba el mercado, con la estación del «trenet», conformando el primer tramo de la calle Cervantes. En el número 10 de esta vía se levantó como cine y teatro entre 1910 y 1912 el también llamado Cine Cervantes —que conserva su fachada original— promovido por uno de los miembros más destacados de la burguesía torrentina de la época, Francisco Torán Fabiá, político local, aficionado al teatro y uno de los fundadores en 1906 de la desparecida Caja de Ahorros de Torrent.

Una década más tarde, en el segundo tramo de esta calle, pasaron a construir su residencia permanente en estilo tardoeclecticista familias con cierto poder adquisitivo, la mayoría de la población. Este es el caso de la «Fábrica de chocolates de Vicente Esteve» en el número 16 —una de las industrias de mayor auge del Torrent de la época—, que su dueño trasladó en 1927 a esta construcción, de planta baja y una altura, desde su anterior taller en la calle Sant Onofre, tal y como nos indica el investigador Vicent Puig Mora.

En el caso de la casa de la calle Cervantes 21 de planta baja, que fue promovida también en los años 20 por Asunción Serrano, ésta destaca por sendos paneles cerámicos con los que están decoradas sus jambas. En ellos aparece representado un pavo real acompañado de elementos florales modernistas obra del fabricante de Manises José María Verdejo el cual, según Pérez Camps y Requena Díez (1987), estuvo en activo bajo esta denominación aproximadamente entre 1925 y 1932.

En este contexto arquitectónico, colindante a la vivienda anterior, fue construida hacia 1928 por el matrimonio formado por José Giner Pons (1872-?) y María de los Santos Peris (1873-1935) la casa del número 19 de esta vía, objeto de este artículo, que eran suegros del destacado pianista, compositor y director de orquesta José Iturbi Báguena (1895-1980). Éstos trasladaron su domicilio desde Valencia a esta casa tras el fallecimiento de su hija y esposa del artista, María Giner de los Santos (1893ca.-1928) ese mismo año. Décadas más tarde, desde 1964 hasta su muerte en 1980, el edificio pasó a ser propiedad del entonces ya consagrado músico, que la utilizó como residencia de recreo en la que pasaba algunas semanas al año, como en una especie de retiro personal. En 1984 fue adquirida por la Mancomunitat Intermunicipal de l'Horta Sud que la transformó en su sede institucional.

Su arquitectura

El edificio, de planta baja, es de «pati sencer», por lo que su fachada dispone de la puerta de acceso en el centro y una ventana a cada lado que afortunadamente conservan sus carpinterías de madera originales. Además, cuenta en su parte inferior con una especie de zócalo marcado por una gruesa moldura horizontal. La puerta principal está recercada en su contorno por distintos motivos en relieve, que se acumulan sobre su arco rebajado superior, mostrando motivos vegetales, florales y volutas que como el resto de su decoración exterior son de estilo tardoelecticista, período durante el que fue construido el edificio. Las ventanas laterales presentan una decoración similar que incluye un mascarón y que envuelve una cerrajería que no resulta excesivamente fastuosa.

A continuación en cada extremo, cerrando lateralmente la fachada, encontramos sendas pilastras adosadas con estrías y bajo el alero presenta una cenefa decorada en relieve con florones y motivos vegetales entralazados y que se suceden. En este nivel, entre la puerta y la ventana derecha, se añadió en los años 80, con motivo de su reconversión como sede de la Mancomunitat, un panel cerámico fabricado en Manises en el que aparece rotulado el nombre de la institución. En la parte superior de la fachada, delante de la cubierta a dos aguas de teja curva, la construcción consta de un antepecho con una balaustrada a los lados, sobre la que se disponen cuatro pináculos, y en cuyo centro se aprecia una parte macizada que sobresale del horizonte con un semicírculo perforado y rematado superiormente por un mascarón que se repite en otros edificios del mismo estilo.

La construcción interiormente cuenta con una superficie de 319 metros cuadrados, que estaban distribuidos en origen en cuatro dormitorios, vestíbulo, comedor en el que Iturbi tenía un piano sin cuerdas, salita, cocina, cuarto de aseo y otras dependencias, con jardín y otra estancia cubierta al fondo donde el músico tenía otro de sus pianos.

En la actualidad el edificio conserva también gran parte de sus carpinterías interiores originales de madera y de los elementos decorativos más destacados de sus estancias conformadas por tres crujías. En la primera a la derecha, en la que se ubicaba una habitación que conforma actualmente el despacho del Secretario de la Mancomunitat, su solado de baldosas hidráulicas dibuja formas cuatrilobuladas de estilo neogótico continuándole verticalmente unas paredes recercadas por molduras, que cuentan con una cenefa con relieves bajo el falso techo decorada con guirnaldas de flores. En las siguientes crujías, en este mismo lado, se disponía la despensa y la cocina, que hoy acogen el despacho del jefe de gabinete y el de intervención y secretaría. A la izquierda se hallaban diferentes estancias, que a día de hoy conforman una sola, que albergan el despacho de presidencia y la mesa de comisiones. En ésta el pavimento presenta tres composiciones distintas, una con motivos vegetales de vivos colores y otras dos en las que predominan los motivos geométricos, yendo acompañados en la parte superior de los paramentos por una moldura corrida de grandes dimensiones. En la última crujía de este lado se encontraba el baño, zona en la que hoy se disponen las dependencias de intervención y tesorería de la entidad.

Tras el acceso principal a la casa, encontramos el vestíbulo que consta de un pavimento de baldosas hidráulicas cuya composición se realiza partiendo de estrellas de ocho puntas concéntricas y que también cuenta con un altozócalo que reproduce cerámica historicista que, según Pérez Guillén (2000), se corresponde con un modelo muy empleado en Valencia desde el siglo XVI. Superiormente aparece acompañado por una cenefa bajo el falso techo en la que se combinan atlantes con motivos vegetales, que se repiten con formas similares alrededor del hueco que da acceso al comedor y que en su parte superior incluye un busto masculino. En esta última estancia, aparece un pavimento de tracerías cuatrilobuladas al que sigue un altozócalo con motivos vegetales, que está rematado bajo el techo por una cenefa en relieve de colores con hojas de parra y uvas negras. Tras éste, cruzando la tercera crujía, se ubicaban unas puertas metálicas que daban paso a un frondoso jardín, que fue arrasado en 1984. Este desaparecido espacio tuvo su máximo esplendor entre los años 60 y 80 en los que la casa fue propiedad de José Iturbi, ya que era cuidado por el encargado del mantenimiento de la casa, Avelino Climent. Los hijos de Asunción Hernández, que eran vecinos de la vivienda colindante, todavía recuerdan lo interesante que resultaba por su frondosidad, composición, variedad de especies de plantas y su arbolado.

Tras la adquisición del edificio en septiembre de 1984, por parte de la Mancomunitat Intermunicipal de l'Horta Sud, para reconvertir esta casa en su sede institucional, sufrió diferentes reformas y ampliaciones, que despersonalizaron el edificio. Aunque esta reutilización posibilitó su preservación, la construcción primigenia no disponía de la capacidad suficiente para albergar este nuevo uso. En consecuencia, se edificó en su patio interior el Salón de Actos, en el que hasta ese momento se había ubicado el jardín, que debido a su gran volumen y superficie colmató prácticamente este espacio. Además durante esta remodelación, el edificio sufrió reformas impropias, ya que sus estancias quedaron redistribuidas en despachos, que principalmente afectaron la que fue zona de servicio de la vivienda que actualmente se encuentra totalmente transformada para este uso con una imagen moderna. Otra de las actuaciones que han menoscabado la autenticidad de esta edificación, fue la disposición de los mástiles de las banderas institucionales a la altura del antepecho de coronación de la fachada principal. A lo largo de las décadas siguientes la construcción fue objeto de otras obras de «reparación y mantenimiento» tal y como anunció Levante-EMV, como las de 1997, 2002, 2003 y 2009. Durante esta última actuación, se eliminaron las puertas de madera del vestíbulo, porque estaban atacadas por insectos xilófagos, se reforzó una de las vigas de la cubierta, así como dos de los pilares ubicados entre la segunda y la tercera crujía, cuyo empresillado de perfiles metálicos ha quedado visto.

El edificio, que fue catalogado por primera vez por el Plan General de Ordenación Urbana de Torrent de 1990 con nivel 2., en el nuevo catalogo del Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Centro histórico de Torrent, aprobado en julio de 2013, cuenta con nivel de protección integral.

Un patrimonio a poner en valor

Por todo ello, esta antigua residencia de recreo que constituye el legado vivo de un artista de gran relevancia internacional como es el pianista José Iturbi, plantea la necesidad de que se busque un edificio con una capacidad adecuada y acorde con la importancia de la Mancomunitat Intermunicipal de l'Horta Sud. Una vez trasladada esta institución se podrían eliminar las ampliaciones y reformas posteriores llevadas a cabo en los años 80, entre ellas el salón de actos, lo que haría posible su puesta en valor como casa-museo del artista, ya que no existe un centro de este tipo dedicado a este músico en Valencia.

Esto debería ir aparejado también con la adquisición y recuperación de otro edificio patrimonial en estado de deterioro ubicado en esta calle, como es el antiguo Cine Cervantes (1910-1912). De esta forma, se podría conformar un conjunto de atracción cultural y turística en la capital de la comarca, que recordase la importancia de la figura de este afamado músico y su participación en diversas películas de Hollywood de los años 40. Para ello se podría recabar el asesoramiento y colaboración de instituciones como Culturarts-Institut Valencià del Audiovisual i la Cinematografia o del Palau de la Música de Valencia. De hecho este último alberga hoy parte de su legado por donación en 1995 de la «José Iturbi Foundation» de Los Ángeles.

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