Continuamos en Alaquàs el recorrido iniciado la semana pasada por la obra realizada en l'Horta por el arquitecto Vicente Gascó Masot durante el último tercio del siglo XVIII. En esta población, en la calle Pare Guillem 2, se encuentra la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, que según los arqueólogos Víctor Algarra y Paloma Berrocal (2010) fue levantada en origen dentro de la misma etapa constructiva que el Castell-Palau de Alaquàs iniciado hacia comienzos del siglo XVI.

El templo con nave central de cuatro crujías con capillas laterales y cabecera poligonal sufrió hacia 1694 una reforma que lo dotó de su actual decoración barroca, incluidos sus esgrafiados. En el último cuarto del siglo XVIII, siendo señor de Alaquàs desde Cremona Giovan Batista Manfredi, se edificó a la izquierda de la nave central la capilla de la Comunión de estilo neoclásico, siguiendo el proyecto del arquitecto Vicente Gascó, a partir del espacio que ocupaba la primera capilla de este lado. Según se grafía en sus trazas originales, al parecer la intención era incorporar el retablo de San José que ocupaba el antiguo adoratorio al nuevo, aunque el mismo no se conserva actualmente.

Esta construcción con planta desarrollada a partir de la cruz griega tiene la peculiaridad de que la suprimida capilla lateral de San José fue reaprovechada como uno de los brazos de su crucero y de que el brazo opuesto, lindante actualmente con las oficinas de la parroquia, se tuvo que proyectar más corto. Esto se debe probablemente a que se adaptó al limitado espacio existente entre el resto de la Iglesia y las edificaciones colindantes.

El interior del oratorio está configurado por un zócalo que da paso a una superficie de estuco blanco, predominante en toda la estancia, cuyos paños se encuentran recercados con encintados dorados. Sus pilastras aparecen rematadas por capiteles jónicos dorados con volutas en esquina, entrelazadas con guirnaldas, como sucede en el caso de su Capilla de la Comunión de la Iglesia de la Purísima de Quart de Poblet. A continuación se dispone el entablamento con canets dorados de hojas de acanto, sobre el que se ubica, en la zona del crucero, la cúpula sobre arcos y pechinas. La misma se encuentra acompañada por bóvedas capialzadas cubriendo los brazos norte, sur y oeste de la capilla. Ésta es una de las capillas de la comunión con forma de cruz griega de Gascó junto con las de San Lorenzo de Càlig y Santa Catalina de Alzira.

La Iglesia de la Asunción, que ya fue protegida con nivel de protección integral por el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de 1990, fue catalogada por el Plan Especial de Protección y Reforma Interior del centro histórico de Alaquàs de 2001 como Bien de Relevancia Local, protección que ha sido asumida por el nuevo PGOU del municipio aprobado de forma definitiva recientemente. Sin embargo, su entorno se encuentra afectado principalmente por la construcción en 1975 de la oficina parroquial lindante con la capilla de la comunión.

En la plaza d'En Jaume I, 4 de Sedaví, aparece la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Rosario, que fue edificada por Vicente Gascó a partir de 1794. Según Álvaro Janini de la Cuesta (1993) siendo el señor de Sedaví Antonio Barradas y Baeza, Inspector General de Caballería de los Reales Ejércitos, se «decidió que se levantara una nueva Iglesia más amplia y conveniente, que la pequeña Ermita existente en el lugar». Debido a ello se requirieron los servicios de Gascó, que presentó su propuesta en febrero de 1794 y fue aprobada en su totalidad. No obstante, su construcción se dilató en el tiempo, quedando finalizada su primera fase en 1802 y cercana a su conclusión en 1845. Para su diseño, Gascó tomó como referencia el proyecto no realizado de templo con forma de basílica, con el que consiguió la graduación como «Académico de Mérito por la Arquitectura» por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid.

La iglesia de planta sensiblemente rectangular presenta en sus medianeras unos muros de mampostería de gran espesor, de tal modo que recuerdan a los de su capilla de Quart de Poblet con el mismo tipo de ventanas de arco de medio punto. Aunque en este caso con contrafuertes a la altura de los dobles arcos fajones que forman parte de la bóveda de cañón. Su fachada principal con frontón triangular y escasa decoración queda marcada por su asimetría debido a la presencia únicamente de un campanario en el lado izquierdo, ya que si seguimos el modelo de templo neoclásico de Gascó se deduce que probablemente en el proyecto original había previsto otro en el lado derecho.

Interiormente, su composición tiene una marcada singularidad dentro de la obra de este arquitecto, ya que está formada por una nave central más ancha que las dos laterales, delimitada por dobles columnas de estuco blanco con capiteles jónicos dorados, característicos de su obra, con volutas en esquina de un marcado carácter neoclásico que recorren todo su perímetro sustentando un entablamento decorado con canets de hojas de acanto. Las naves laterales están cubiertas por una bóveda de cañón de reducidas dimensiones en los tres vanos centrales, a continuación de las que se disponen las capillas laterales. Sobre el vestíbulo de acceso se levanta un coro alto y, en el lado opuesto, en el vano recayente junto a su ábside circular, se disponen a los lados sendas capillas de planta rectangular.

La Iglesia, que ofrece un aspecto renovado en la actualidad, fue rehabilitada siguiendo el proyecto del arquitecto Antoni Corell i Vicent entre 1993 y 2002. Durante esta intervención, además de subsanar algunos problemas estructurales, se modificó su fachada principal en un acercamiento al estilo de Gascó. También se sustituyó la puerta de madera de acceso al templo desde el vestíbulo, por una de vidrio que contrasta con el carácter histórico de esta construcción. La iglesia está declarada Bien de Relevancia Local por el Plan General de Ordenación Urbana de Sedaví de 2011, aunque el entorno del templo está afectado por los modernos edificios de viviendas de gran altura que rodean la plaza d'En Jaume I, ejecutados durante el último medio siglo, incluida la moderna casa consistorial de 2002 con la que linda por la derecha.

Entre Massanassa y Catarroja, sobre el barranco que separa los dos municipios, encontramos un puente que proyectó el arquitecto Vicent Gascó en 1767, durante la construcción del nuevo «Camí Reial» de Valencia a Madrid por Almansa iniciado un año antes. Esta interesante construcción de sillería es de cinco vanos cubiertos por bóvedas en esviaje, para poder solucionar el encuentro no perpendicular del camino con el conocido como Barranco de Catarroja o Torrent de gran anchura en este punto.

Según Janini de la Cuesta (1993), el primer tramo de este camino de Valencia a la Torre de Espioca finalizado en 1772, fue trazado y ejecutado por «miembros del Real cuerpo de Ingenieros Militares, dirigidos por el Teniente Coronel Pedro de Ara. No obstante el Arquitecto Vicente Gascó participó en estos trabajos, sustituyendo a uno de los ingenieros, desde noviembre de 1767 hasta los últimos meses de 1770». De hecho este puente por sus proporciones y número de vanos recuerda al proyectado por Gascó en 1785 y no realizado, sobre el denominado Río Guardamar o Montesa, para comunicar Xàtiva, entonces San Felipe, con el propio «Camí Reial» de Valencia a Madrid.

Respecto al estado de conservación del puente, hacia 1962 su petril fue sustituido por una barandilla metálica y con la llegada de la democracia, entre finales de los 70 y principios de los 80, se amplió su tablero. De este modo quedaron en voladizo los dos pasos de peatones laterales, formados por estructura de viguetas de hormigón dispuestas sobre pilares que arrancan de los tajamares históricos cuyos remates piramidales fueron derribados para su colocación. Además, en el año 2005 fue demolido el azud de sillería que existía junto al puente durante las obras de encauzamiento del barranco y se realizaron unas bases de hormigón alrededor de las zapatas de su cimentación para poder aumentar la profundidad de la rambla en este punto. También se dispusieron pantallas prefabricadas de hormigón en gran parte de su entorno quedando de este modo gravemente afectados sus valores culturales por estas transformaciones.

En el catálogo de bienes de Catarroja de 2011 se protegió por primera vez como elemento de interés etnológico con nivel de protección ambiental. En la actualidad, debido a sus mencionadas reformas, resulta necesaria una actuación que elimine las mencionadas partes impropias añadidas en las últimas décadas. Además la construcción presenta una lamentable presencia debido a las pintadas vandálicas de sus pilastras y a la acumulación de vegetación de barrancadas pasadas junto a las mismas.

En la plaza del Poble 13 de Silla, adosada a la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, encontramos la antigua casa consistorial de 1794, realizada cuando la población pertenecía a la Orden de Montesa. La construcción, destinada en origen a ayuntamiento y a vivienda «del ministro», se tuvo que adaptar al solar de forma irregular entre medianeras que ocupaba la entonces casa consistorial que estaba amenazando ruina. Ésta, realizada con materiales y técnicas tradicionales, consta de planta baja, primera y «andana» con una profundidad de dos crujías y en origen contaba con un pequeño patio.

Su fachada presenta simetría de huecos, como marcaban los cánones de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos para otorgarles una composición clásica desde el exterior, a pesar de que la columna de huecos de la derecha recae sobre la escalera. Las ventanas y las puertas, recercadas con molduras de piedra que refuerzan su carácter neoclásico, van acompañadas en la parte central, a la altura del desván, por una placa fundacional circular que se repite en la mayoría de los numerosos ayuntamientos diseñados por Vicente Gascó. En ésta consta inscrita la leyenda «Año 1794, 7º del reinado de N. C. M. el Sr. Dn. Carlos IV, del caudal público de esta Villa de Silla», por la que sabemos que fue finalizada seis años más tarde que su proyecto.

En 1871, ante la necesidad de espacio por parte del consistorio, éste adquirió a través de subasta pública la Torre andalusí y sus edificaciones anexas propiedad del Estado provinentes de la Desamortización de Madoz de 1855, por lo que según Antich Brocal (2000) para sufragar este desembolso se vio obligado un año más tarde a autorizar la venta del antiguo ayuntamiento de Gascó, que acabó adquiriendo un particular. Como recoge la memoria del acertado catálogo de bienes y espacios protegidos de Silla de 2003, «durante el siglo XIX alojó el consistorio municipal, la posta del Correo Real y la escuela pública» pero tras su venta en el año 1874, «la planta superior fue utilizada como vivienda de sus propietarios, mientras que la planta baja» como oficina pública de Telégrafos, la primera de Silla, alrededor de 1890 y como farmacia en 1911.

A principios de la pasada década, el edificio que se encontraba sin habitar, recayó de nuevo en manos municipales por donación de la familia de Vicente Torres y Carmen Martí, por lo que pudo ser rehabilitado en 2002 para albergar la «Oficina Técnica Municipal. Obras, Servicios y Urbanismo», con un nuevo uso que garantiza su conservación. Sin embargo, durante esta actuación fueron sustituidas de forma desafortunada sus carpinterías originales de madera. Interiormente también sufrió modificaciones, que consistieron principalmente en dotarlo de un diseño interior moderno y la ampliación de su superficie en planta, regularizando la forma de su solar. Además, respecto a su entorno entre finales de los 80 y principios de los 90, sufrió el derribo de la edificación lindante por la derecha cuyo suelo alberga actualmente un aparcamiento de coches. Afortunadamente, en el último catálogo de bienes del municipio de 2003 el bien quedó protegido como Bien de Relevancia Local con nivel de protección integral.

En definitiva, el legado del arquitecto Vicente Gascó Masot (1734-1802) en l'Horta, configura un interesante y reconocido patrimonio que en general se encuentra catalogado y en buen estado, salvo en algunos casos que ha sufrido reformas impropias, como en el caso del puente entre Massanassa y Catarroja que han afectado a sus valores culturales. En el caso de Silla su rehabilitación y nuevo uso ha posibilitado su conservación aunque a costa de parte de su autenticidad.