El gobierno en funciones del Ayuntamiento de Bonrepòs i Mirambell, presidido por Fernando Traver (PP), ha decidido dejar al ejecutivo que salga de la investidura del próximo sábado la organización de la tradicional «tomatà» uno de los actos más populares de las fiestas patronales en honor a Sant Joan. El problema es que, sea cual sea este gobierno, tendrá apenas cinco días para contratar a la empresa proveedora de las cientos de sillas y mesas que se usarán esa noche y, lo que es más complicado, llamar a los vecinos para que se apunten y saber así la cantidad de carne, embutidos y (por supuesto) tomate que habrá que comprar para celebrar el acto. El pasado año, por ejemplo, la «tomatà» se celebró el 21 de junio y el plazo para apuntarse al acto como comensal terminaba el día 10 para dar tiempo a organizarlo todo de forma correcta. Se apuntaron alrededor de 1.100 vecinos.

Tras la decisión de dejar la organización de la «tomatà» de 2015 en manos del nuevo gobierno, tanto el PSPV como Compromís ven una «pataleta del PP» por el resultado de las elecciones. Aunque el 24 de mayo Traver fue el candidato más votado y el PP obtuvo cinco concejales, una posible unión entre PSPV (3 ediles) y Compromís (otros tres) le quitaría la alcaldía. El pasado 5 de junio, el PP de Bonrepòs publicó un comunicado en el que avisaba de que «a causa de las críticas a nuestra manera de organizar las fiestas y dado que otros partidos políticos anuncian que quieren eliminar el copago, nos vemos en la obligación de no imponer nuestra manera de contratar o trabajar». El copago al que se refiere la nota del PP es el del pago de un euro por comensal, medida que ha sido criticada por los socialistas. «Así pues, el próximo lunes 15 de junio, quien haya tomado posesión de la alcaldia tendrá la obligación de abrir el plazo de inscripción a la tomatà con las condiciones e ingredientes que crea oportuno». Posteriormente, el PP emitió otro comunicado informando de que el resto de los actos festivos «están cerrados» y que estaban diespuestos a «mantener reuniones» con los otros partidos para facilitarles contactos de las empresas que suelen colaborar en la «tomatà» para que vayan «apalabrando» los contratos.