La Cordà de Paterna es un espectáculo único. En menos de 25 minutos, mil kilos de pólvora arden en forma de decenas de miles de cohetes que vuelan sin control en un espacio de no más de 120 metros de largo por nueve de ancho. El atractivo, para quien se atreva a formar parte de él, es innegable. Por ello, cada vez son más los paterneros que pretenden acreditarse como tirador y participar en la Cordà y por ello también cada vez resulta más difícil contentar a todos. Para la edición de 2015, que se celebró el pasado lunes de madrugada, el ayuntamiento amplió en unos 25 metros cuadrados el recinto de la calle Mayor que acoge el espectáculo. De esta forma pudieron participar 327 tiradores acreditados, unos 25 más que el pasado año, según señaló el presidente de la Federación Interpenyes, César Andreu. «Pero va a ser muy complicado ampliarlo más, aunque sólo sea por motivos de seguridad», añade.
Lidia Català Valero tiene 20 años y forma parte de este grupo de paterneros que ha decidido este año dar el salto a la Cordà. En su caso, ser tiradora tiene algo de mandato genético: antes lo ha sido su padre Vicente y mucho antes su abuelo. Padre e hija velan armas en la sede de la peña Els Socarrats y, bajo la atenta mirada de Vicente, Lidia asegura que no tiene miedo «pero sí mucho respeto». «Ahora estoy tranquila aunque dentro de una hora ya veremos», explica la debutante. Antes de entrar al recinto pirotécnico, la joven asegura que no tiene intención de disparar ningún cohete. Minutos después de terminar el espectáculo, aún emocionada, relata que finalmente «ha disparado un montón. Ha sido una experiencia increíble».
En total en la Cordà del pasado lunes se quemaron 1.005 kilos de pólvora, la misma cantidad que en 2014, y podrían haberse disparado hasta 70.000 cohetes, unos 5.000 más que en la edición anterior, cifra según Andreu «difícil de determinar» ya que depende del número de «femelles» y de los pequeños cohetes que contienen en su interior.
Ayuntamiento y organizadores coincidieron ayer en señalar que la de este año ha sido una Cordà «de récord», «insuperable». También que la gran cantidad de humo deslució un tanto el espectáculo para los espectadores y dificultó la coordinación entre tiradores, sobre todo a la hora de lograr un final un final uniforme, pero el humo y la descoordinación son inevitables con tanta pólvora empleada y tanto tirador. Pero todo eso ya se dijo el año pasado. Habrá que esperar a 2016 para saber si es verdad.
