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El patrimonio perdido de l'Horta

Más de veinte inmuebles con valor han desaparecido en tres décadas y otros tantos están en riesgo si no se actúa

El patrimonio perdido de l'Horta

Gran parte de las asociaciones de l'Horta que trabajan en la defensa del patrimonio y algunos expertos han coincidido en señalar que la Administración pública tiene que cambiar la forma de gestionar monumentos, bienes protegidos, espacios naturales, catálogos y otros inmuebles de valor para asegurar su preservación.

Como ayer publicaba Levante-EMV, en una jornada en el Museu de l'Horta Sud, se pronunciaron a favor de que se tomen medidas que frenen la pérdida de muchos elementos en riesgo, además de lamentar los que han desaparecido en 30 años de democracia.

El pronunciamiento estaba basado en la intervención del investigador Tomás Roselló, que en el último año ha realizado un inventario del patrimonio perdido de l'Horta y el que está amenazado, como también ha publicado en la sección «Quaderns de Patrimoni» de este diario. En estas últimas décadas y, en muchos casos, a pesar de la legislación y la protección, inmuebles industriales de referencia, elementos del patrimonio rural, casas y villas del siglo XIX o principios del XX y algún edificio religioso ya no existen.

La demolición por el ayuntamiento en los años 90 del Palau del Barón de Terrateig, en Rocafort, que databa del siglo XVIII, provocó una enorme polémica. También en pleno centro histórico, el derribo de la Casa del Comte Casal, del siglo XVIII, que autorizó el consistorio de Torrent, a pesar de estar protegida, ha generado las duras críticas de los expertos.

En varias fases y para construir el Centre l'Olivar, el Ayuntamiento de Alaquàs demolió el convento de las Oblatas „construido a finales del siglo XIX sobre el antiguo convento del siglo XVI„ y su capilla, que eran de su propiedad, en lugar de optar por reutilizarlos.

Otra de las pérdidas por falta de protección y de una acción pública más efectiva fue la del Chalé del Francés, en Torrent, que fue la casa del descatado naturópata José Castro. La casa, en manos privadas y sin protección, desapareció en apenas dos años, a causa de los continuos expolios.

También en esta ciudad desapareció en mayo de 2013 el emblemático barrio de casitas de la Cotxera, que a principios del siglo XX había albergado a los tranvieros. El consistorio lo derribó para habilitar un aparcamiento.

Y a lo largo de 30 años son muchos los huertos, masías o alquerías que se han perdido „y con ellas un paisaje irrecuperable„ como l'Hort de Ca Lafré, probablemente del siglo XVIII, en Albal; l'Hort de Cabot, de los años 20 del pasado siglo, en Alaquàs; l'Alqueria Macana de Foios, originaria del siglo XV y con exteriores del XVIII, cuyo derribo se autorizó en 2014, o l'Alqueria de Mangarrota de Picanya, del siglo XVIII. Sin permiso se tiró al suelo y sólo queda uno de sus cuatro muros, l'Hort dels Mestres, en el ámbito de influencia del macroproyecto Nou Mil·lenni, en Catarroja, sin que esta acción fuera penalizada.

Legado en peligro

Los monumentos e inmuebles con riesgo de desaparición o altamente deteriorados son tantos como los que ya se han perdido. La Torre Espioca, de Picassent, construida en torno al siglo XII „ya aparece una referencia en el Llibre del Repartiment„; los Silos de Burjassot, del XVI al XIX; la Casa de la Serena de Alfara, del siglo XVI, o l'Alqueria de Pollastre de Xirivella, con origen en el siglo XVII son algunos ejemplos. Y de más reciente construcción, peligran el palacete de Cortina, en Torrent, de 1918; el chalé de Garín, atrapado en un PAI de Burjassot; la finca de Franco Tormo, en Aldaia, de principios del siglo XX; l'Hort del Groc, en Catarroja, del XIX, o el Molí de Forés, de Silla, de 1790.

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