La línea de tren C-3 ya no confluye, en el término de Xirivella, con el tráfico rodado en ningún punto y también es difícil que los peatones tengan acceso. En 35 años se han ido adoptando medidas para evitar que vuelva a repetirse el grave accidente del 24 de septiembre de 1980, cuando el tren arrolló a un autobús abarrotado en el paso a nivel junto al polígono, con un balance de 27 muertos (la mayor parte en el acto) y medio centenar de heridos.
El llamado por muchos «accidente de Feycu» porque allí perdieron la vida muchas trabajadoras de la famosa factoría textil que regresaban en autobús a Alaquàs, Aldaia y Torrent, sigue siendo el capítulo más negro de la historia reciente de esta ciudad de l'Horta. Los que lo vivieron de forma directa o indirecta „cargos públicos, policías, sanitarios, trabajadores de la zona o vecinos„ no olvidan la imagen del autobús hecho un amasijo de hierros, numerosos cuerpos destrozados esparcidos por el suelo, los supervivientes en estado de shock y el tren, que no pudo parar hasta estar a la altura del actual ayuntamiento, llevando en el frontal incrustado a uno de los fallecidos.
Eran las 18.30 horas cuando un autobús de línea de la empresa Vasa, que transportaba a 70 personas, atravesó al igual que otros vehículos el paso a nivel, que tenía las barreras subidas, y fue arrollado por un tren correo procedente de Madrid. El paso a nivel era de los que aún se accionaba a mano.
En el proceso judicial posterior se condenó a Renfe, al culpar al guardabarrera „que ese día sustituía al titular„ del error humano ya que había recibido aviso telefónico desde la estación de Aldaia. El hombre alegó un fallo en la alarma automática, como horas antes había advertido en el sistema para los convoyes en sentido contrario. Renfe tuvo que pagar 52 millones de pesetas de indemnizaciones a las familias.
Las víctimas eran vecinos de Alaquàs, Aldaia, Xirivella y Mislata, aunque mayoritariamente procedían de Torrent. Por ello, la capital de l'Horta Sud acogió el funeral conjunto. Casi de inmediato se organizó una campaña de donaciones de sangre a la que los valencianos respondieron masivamente.
El accidente provocó una protesta espontánea días después en la que los participantes apedrearon al tren y los «grises» cargaron contra ellos. Por ello, el 8 de octubre se convocó una manifestación legal, que partió de cada pueblo y las comitivas con sus alcaldes fueron encontrándose por el camino, para confluir en Xirivella.
El siniestro movió al Gobierno a construir un paso subterráneo en otro paso y un elevado en la zona para evitar el cruce, además de una pasarela peatonal. Hace cinco años, el consistorio colocó vallas para impedir cruzar a pie, que ayer se revisaban por la brigada.
