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«Aún tiemblo al pasar junto a la vía»

Las víctimas y familiares rememoran cómo vivieron un siniestro que conmocionó Valencia y que todavía les genera tristeza 35 años después

«Aún tiemblo al pasar junto a la vía»

Testimonios de supervivientes, vecinos que perdieron algún amigo, trabajadores del polígono que presenciaron el impacto, viajeros que se bajaron antes o cogieron el siguiente autobús y hasta familias que iban el coche por la zona cuando ocurrió la tragedia. Los recuerdos llegaron ayer por decenas a Levante-EMV, en la jornada en la que se cumplían 35 años del feroz siniestro en el que un tren correo procedente de Madrid arrolló a un autobús de línea donde viajaban 70 personas, en el paso a nivel junto al polígono de Xirivella, dejando 27 muertos. Las barreras no estaban bajadas.

Entre los familiares de los afectados hay quien confiesa que hablar constantemente de la tragedia ayudó a la víctima, aunque también hay quien reconoce que la persona afectada nunca ha comentado el accidente en 35 años. Alguno de los testimonios explicaba que el reportaje de este diario hizo que, por primera vez, se hablara del asunto en la familia.

Matilde Castilla López, de 58 años, trabajaba en la empresa Feycu y tomó el autobús de vuelta a Torrent con sus compañeros. «Notamos algo y los de atrás vimos que el tren se había llevado medio autobús. Empezamos a pedir socorro y vinieron a ayudarnos los trabajadores del polígono, que nos llevaron con coche al hospital», cuenta. Resultó herida muy leve con un golpe en las lumbares y cortes en las piernas. Lo peor fue la vuelta al trabajo, al tener que pasar por el paso a nivel y «saber los compañeros que habían muerto, ya que se les echó mucho de menos durante bastante tiempo». Se acuerda del accidente cada vez que pasa por la zona.

De los 27 muertos, la mayoría eran de Torrent, aunque había de Mislata, Alaquàs, Aldaia y Xirivella. El grueso de fallecidos eran trabajadores de Feycu, ya que el paso del autobús coincidió con la salida del trabajo y el regreso a casa. De ahí que se bautizara el siniestro con el nombre de la firma.

Pilar Fernández, de 56 años y trabajadora de la factoría Gallego Vilar de Xirivella, recuerda que comenzaron a oír sirenas y alguien entró corriendo contando lo sucedido. «Muchos fuimos a ver porque temíamos tener allí algún familiar», explica. Fernández supo más tarde que su tío Domingo Luis iba en el autobús y, aunque resultó herido leve, las secuelas psicológicas le duraron años. «Nos decía que le sacaron de entre los muertos», narra. Esta vecina cruzaba a pie ese paso a nivel cuatro veces al día para ir a trabajar y recuerda el trago que le supuso volver a tomar ese camino. En estos años ha atravesado el punto en coche o en autobús en muchas ocasiones, para ir de Alaquàs, donde reside, a Xirivella. «Siempre que paso por el túnel o el puente aún tiemblo, especialmente si oigo el tren», dice.

«Vi a personas saltando del tren»

Su hermana Teresa iba en coche de Alaquàs a Xirivella con sus dos hijas y, al llegar al polígono, vio el tren y escuchó un ruido raro. «Vi que había personas que saltaban del tren. Supe que algo gordo había pasado y no quise que las niñas lo vieran», recuerda. Tomó rápidamente otro camino y, al llegar a casa, «ya se estaban pidiendo donaciones de sangre». Días más tarde se enteró de la muerte de al menos cuatro antiguos compañeros en la empresa Feycu que eran de Torrent «y de otra familia, una madre con dos hijos». Fernández se acuerda del accidente cada vez que pasa por la puerta de la casa donde vivían.

El torrentino Miguel Ángel Gascón tenía nueve años y viajaba ese día con sus padres en el coche al hospital La Fe, para tratarse una alergia. «Recuerdo que llegamos a un punto y vimos el tren parado. La imagen de un hombre incrustado en la cabecera se me ha quedado como una fotografía. Mis padres intentaron que no viera nada y dieron la vuelta para ir por otro camino», explica.

Su madre Paquita Rocha revivió la imagen de aquel día en Xirivella cuando en 2006 se produjo el accidente de metro. Del 24 de septiembre de 1980 se le ha quedado grabado que «el tren partió por la mitad el autobús». En los días siguientes dio gracias porque su familia iba en el coche detrás ya que «podíamos haber sido nosotros». Dado que muchas veces tuvo que tomar el bus para ir a Valencia, se daba ánimos pensando que «si ha pasado una vez, no tiene que volver a pasar».

La exconcejala socialista de Torrent Susi Ferrer aún no había nacido aún cuando ocurrió el accidente. Su familia fue una de las más afectadas ya que su madre y su abuela viajaban en el autobús, pues habían ido a Valencia y estaban de regreso. Su abuela murió en el acto y su madre resultó herida. Cuando ella nació, un año más tarde, su madre vestía de negro por el luto. Ferrer explica que en 35 años, no ha querido hablar de aquel accidente.

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