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La colonia republicana que financió Uruguay

Un libro editado en Montevideo recoge el funcionamiento de la escuela de niños refugiados que el Gobierno desplazó al Mas del Jutge, en Torrent, durante la Guerra Civil

La colonia republicana que financió Uruguay

De las 19 casas para niños refugiados que el Gobierno de la República trasladó a Cataluña y Valencia durante la Guerra Civil, financiadas con ayuda exterior, sólo una estuvo sostenida con fondos de un país latinoamericano, Uruguay, según el informe presentado en París en 1937 por el Comité Internacional de Coordinación y Ayuda a España. La colonia escolar se instaló en el Mas del Jutge, en Torrent, y se llamó «Casa de la Democracia Uruguaya».

La impulsora de la captación de fondos fue la activista Paulina Luisi, a través del Comité Pro Casas para Niños en la España Leal. Aquella experiencia se ha recogido en un libro, editado en Uruguay, en el que, por primera vez, se realiza un trabajo sobre la materia entre investigadores españoles „en este caso el torrentino Voro Císcar„ y del otro lado del Atlántico.

La publicación defiende que, después de tres décadas en las que en Uruguay se construyó un Estado del Bienestar considerado modélico en Latinoamérica, el alzamiento militar franquista provocó cierta convulsión política, de forma que el Gobierno se inclinó por los golpistas pero las fuerzas de la oposición „incluida la socialcristiana Unión Cívica„ respaldaron a la República.

En ese contexto, el Comité de Ayuda a España Republicana encargó a Paulina Luisi que organizara un Comité de Damas que recolectara fondos. El colectivo se fundó el 26 de noviembre de 1936 en el Ateneo de Montevideo, con objetivos más humanitarios que políticos. Al grupo inicial, «de un amplio espectro social y político» según el libro, se unieron representantes de sindicatos estudiantiles y partidos políticos. Desde el inicio, el Comité se decantó por la atención a los niños.

En octubre de 1937, el grupo, integrado ya en otras organizaciones e impulsor del Comité Pro Casas, recibió el encargo de París de sostener una colonia escolar de 30 niños, tanto de la instalación como del mantenimiento.

La contribución era en dinero y en especie y, de hecho, el primer envío incluyó 813 piezas de ropa de abrigo y 80 pesos. Para recaudar los fondos establecieron cuotas en distintas modalidades y precios. Los contribuyentes llegaron a ser 500 personas. Los donativos se estimularon con la proyección de vídeos sobre los niños y la guerra, y los proyectos educativos republicanos.

Tras enviar 12.849 francos, París asignó al Comité la colonia de Torrent y definió el lugar como «rodeado de casas y plantíos de limoneros y naranjos». Entre octubre del 37 y mayo del 39, el grupo publicitó la entrega de 198.819 francos a ese proyecto.

La colonia se instaló en la Masía „donde dormían y realizaban actividades, ya que había sido desde 1930 una residencia de verano parroquial„, demolida tras la guerra, y la ermita, que se convirtió en colegio. En la correspondencia que París remitía a Montevideo, se describía el recinto con «dibujos en todas las paredes» y «gramófono, radio y biblioteca muy buena».

Ésta no fue la única colonia escolar en Torrent sino que existió la llamada de la «Libertad» en la Alquería del Ràfol.

La cifra de alumnos en el Mas del Jutge fue variable ya que en noviembre del 38 era de 22 niñas y 30 niños, pero llegó a alcanzar los 75. La plantilla la formaban un director, Ángel Gómez Andrés, y su esposa, que era docente, dos maestras más y cuatro mujeres para labores domésticas.

Las mecenas del proyecto en Montevideo quisieron que su aportación no sólo fuera económica sino «afectiva», recoge la publicación. De ahí que insistieran en el nombre y en tener contacto con niños y docentes, de alguna forma.

Una carta remitida por Gómez a Luisi, que recoge el libro, explica que se organizó el espacio en dos habitaciones „para niños y niñas„junto a las de los maestros, además de aportar detalles del equipamiento. Los pequeños se levantaban, hacían su cama, se duchaban, desayunaban y comenzaban la jornada con tareas en el huerto y en la casa. Había clases por la mañana y por la tarde, tras la siesta. A las 20 horas tenían recitación, canto o conversación. Los domingos eran para excursiones.

Voro Císcar ha explicado que, una vez acabada la guerra, los niños volvieron a su lugar de origen „la mayoría en Madrid„, excepto los que eran huérfanos, aunque algunos regresaron a Torrent «incluso andando o de mala manera, en reiteradas ocasiones» hasta que lograron quedarse con las familias del Mas, a las que habían cogido cariño.

Císcar ha elogiado la publicación del libro porque «era un capítulo de la historia que quedaba por investigar». «Es una lástima que toda esta información y otra mucha documentación no esté digitalizada en el Ateneo de Montevideo para ser consultada», concluye.

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