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La Alquería del Ràfol

Esta semana les presentamos uno de los monumentos de arquitectura rural más emblemáticos de la comarca, el cual se caracteriza tanto por su valor arquitectónico como por su importancia histórica.

La heredad del Ràfol se encuentra ubicada al sureste del núcleo urbano de Torrent, próxima al término de Picanya, con el que lindó hasta los años 80 y junto a la antigua carretera a Albal —actual corredor comarcal CV-33—. La finca, que actualmente ha quedado cultivada en su mayoría de naranjos por la progresiva transformación de sus tierras de secano a regadío a lo largo del siglo XX, alberga en su zona central la alquería o construcción principal del conjunto. Esta edificación, una de las más relevantes dentro de la arquitectura rural de Torrent y de la comarca, tiene forma de L, es de planta baja, primera y cambra y está cubierta a dos aguas con teja curva.

Arquitectura

Según Adriá Besó, que analizó en profundidad este conjunto en su publicación de 1995 «Arquitectures rurals disperses en el paisatge agrari de Torrent», su denominación tradicionalmente de «Mas» es errònea ya que a pesar de que históricamente sus cultivos fueron predominantemente de secano, «si ens adonem de la seua localització veurem com l'edifici s'alça dins de les terres que formaven la tradicional horta vella de Torrent». A esto añade que tanto el material de construcción de sus muros, la tapia de arcilla, como la planta primigenia del edificio en forma de L «característica de les alqueries valencianes», como la documentación «conservada dels segles XVII al XIX» en su biblioteca, confirman esta afirmación.

La parte original de esta alquería se distribuye en estos dos cuerpos perpendiculares de forma que sus usos quedan claramente diferenciados. En el primero recayente al este y que contiene la fachada principal, se dispone la zona residencial de los señores que incluye un oratorio y una sacristía en la planta baja. La entrada delantera de este volumen ubicada en el centro de este alzado queda alineada con el camino principal de acceso a la alquería coincidiendo con su eje de simetría, junto al que se ubicaban pinos y diferentes pinadas, estas últimas hoy desaparecidas.

Delante de la misma se puede observar una zona ajardinada con diferentes árboles de gran porte, que fue reconfigurada por última vez en los años 80 del siglo pasado. Esta fachada presenta dos torres, una en cada extremo de su coronación, y consta de tres columnas de huecos a cada lado del acceso principal, sumando un total de siete. Estos huecos, que son de grandes dimensiones y van capialzados en el primer nivel, están acompañados por una interesante cerrajería forjada en la planta baja a modo de reja de las ventanas y en la primera en forma de barandilla de los balcones, que en los dos huecos a los lados del acceso principal se muestra corrida.

En el segundo cuerpo recayente al norte se ubican los usos históricamente más relacionados con la explotación agrícola de la finca como la almazara y la bodega, así como las zonas de servicio como el horno o las dependencias originales de los guardeses. Su fachada exterior contrasta con la anterior, por su sencillez y la menor dimensión y asimetría de sus ventanas. Sus alzados, que a finales de los 90 todavía estaban revestidos de color blanco, fueron pintados la pasada década de forma impropia de color amarillo claro, de tal manera que a las esquinas de su fachada principal se les dotó de un falso dentelleado de sillares en un tono más oscuro que distorsionan la percepción de los valores del bien.

En su parte posterior hacia el oeste recayente a su interior existen varias edificaciones anexas de planta baja destinadas a uso agrícola, que han conformado dos patios, realizadas entre finales del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX. A continuación el conjunto queda cerrado por un muro verdugado de mampostería que rodea el antiguo huerto de la alquería en el que se cultivaban verduras para el autoconsumo.

La Séquia del Ràfol

Según Febrer Romaguera, Royo Martínez, Fernández Aragón y Sanchis Alfonso (2008) en «El regadiu històric de la Séquia de les Fonts de Torrent en Picanya?», el riego de esta heredad presentaba como en el caso del resto de la huerta histórica de Torrent y de la zona sur de Picanya unas características especiales, ya que no recibía agua del río Turia. Éste se llevaba a cabo a través de la Séquia del Ràfol, un ramal de la Séquia de les Fonts que traía el agua desde la presa conocida como El Pantano ubicada en el Barranc de l'Horteta, la cual se alimentaba de fuentes y manantiales. Por ello su gestión administrativa no dependía del «Tribunal de les Aigües», sino desde la concesión por la Orden de San Juan del Hospital de la Carta Pobla en 1248, del Consell Municipal de Torrent. Además, según los mismos autores, por el sistema de reparto de las horas de riego en el siglo XVII derivado del utilizado en época medieval, le correspondían cinco horas de riego cada semana. En el siglo XIX, como recoge Isidro Miquel Casanova en «Memoria sobre la villa de Torrente» (1868-1880), a consecuencia de la progresiva adquisición de tierras por parte de sus diferentes propietarios durante los siglos XVII y XVIII por la que fue aumentando la superficie de esta heredad, pasó a disponer de la Séquia de les Fonts de «28 hores d'aigua cada dos setmanes; 12 hores la primera setmana..., i 16 hores la segona setmana».

A este respecto resulta interesante la aportación de Vicent Garcia Martínez y Josep Múrcia Vidal, que, en su estudio «El reflejo formal de la historia en el territorio. L'Horta Sud» (1981) aseguran que «en [1902] se constituye la comunidad de regantes para administrar las aguas provenientes del llamado pantano de Torrent, situado en el Barranc de l'Horteta, el Mas del Ràfol queda independiente de dicha comunidad, si bien con derecho a doce horas semanales de riego. En 1944, la comunidad, ante la escasez e irregularidad del caudal suministrado por el pantano de Torrent, recurre a la perforación de pozos para extracción de agua. El Ràfol contribuyó a la construcción de dichos pozos, continuando con derecho a riego a través de la llamada Séquia del Ràfol».

Historia

Ferran Esquilache y Vicent Royo (2007), en su artículo «Dels Ban? A??er a la colonització feudal. Anàlisi històrica del sistema hidràulic i el parcel·lari de la partida del Reialenc de Picanya», establecen el origen de la Heredad del Ràfol en un «rahal» de época andalusí que se conocía con el nombre de Rafelfortuny y que con la conquista cristiana fue reconvertida en una alquería feudal.

Según Adriá Besó (1995), «la referència documental més antiga que ens parla de l'existència d'una casa-alqueria dins de les terres de l'Heretat del Ràfol data de l'any 1536? Però l'edifici existent a l'actualitat no té cap relació amb el que es menciona en el document. La data de la seua construcció podia situar-se a finals del selge XVII o les primeries del XVIII, tot atenent al seu estil arquitectònic i a les referències documentals conservades a l'arxiu del Ràfol que fan al·lusió a nombroses obres efectuades amb la intenció de donar per acabada la fàbrica». Estas fechas coinciden con la de fundición de la campana de su espadaña en 1702, como recoge Pérez de los Cobos Gironés (2000). Además existe constancia de que la heredad en 1725 ya pertenecía al Marqués de la Romana, concretamente al primero de este título llamado José Caro Maza de Lizana y Roca.

Cavanilles, en el tomo I de sus «Observaciones?» de 1795, concretamente en el «Mapa de la particular contribución de Valencia» indica la ubicación del Ràfol dentro de la huerta de Valencia. Y por su parte Madoz, en el tomo XIII de su «Diccionario geográfico-estadístico-histórico?» de 1849, lo describe del siguiente modo en un momento en que pertenecía al IV Marqués de la Romana, Pedro Caro y Salas: «Comprende un hermoso edificio rodeado de alamedas, naranjos, limoneros y frondosas huertas con dos jardines contiguos; un oratorio donde se celebra misa todos los días festivos; otra casa y 3 barracas en las que se habitan los arrendadores de la heredad; un molino de aceite y un pozo de muy buena agua. El terreno que la pertenece es la de mejor calidad; consta de 840 hanegadas de secano, plantadas de olivos y algarrobos, y 164 de huerta con moreras y frutales». Por otro lado, en el «Plano de Valencia y sus alrededores» de 1883 realizado por el Cuerpo de Estado Mayor del Ejército, aparece grafiado junto a la alquería, en su lado sur, la «Torre del Ràfol» sobre cuya existencia no tenemos más datos.

«Masía de la Libertad»

Ya en el siglo XX durante la Guerra Civil, según Salvador Císcar (2013), esta alquería albergó entre 1937 y 1938 una de las dos colonias escolares destinadas en Torrent junto a la del Mas del Jutge. Éstas dos construcciones albergaron niños de la guerra procedentes de Madrid, ciudad en la que eran continuos los bombardeos entonces por parte del bando franquista. En este corto período de aproximadamente un año la Alquería del Ràfol recibió el nombre de «Masía de la Libertad».

Tras finalizar la contienda, en octubre de 1941 Rafael Márquez Castillejos como «marido y Administrador legal de su esposa», María de la Concepción Álvarez de Toledo y Caro, III Duquesa de Santa Cristina, biznieta del IV Marqués de la Romana y propietaria entonces de la alquería, declaró los daños que sufrió la finca durante la Guerra Civil. En este testimonio recogido por el «Fiscal Instructor de la Causa General de Valencia» manifestó que entre el 22 de julio de 1936 y el 28 de marzo de 1939 fue desvalijada la Alquería del Ràfol, incluido su oratorio con piezas de «gran valor artístico» y su «antigua biblioteca? de la que faltan los mejores libros y varias colecciones de grabados antiguos». A lo que añadió que también fueron abandonadas, arrancadas o cortadas sus plantaciones de naranjos, viñas y olivos así como sus jardines y pinadas e incautada la heredad hasta el final del conflicto bélico.

En la actualidad la propiedad se encuentra repartida entre tres titulares derivado de la partición de la finca entre sus diferentes herederos en las últimas décadas. De esta manera la porción de mayor superficie de aproximadamente 600 hanegadas, que es la que alberga la histórica Alquería del Ràfol, pertenece a María Inés Bárbara Márquez y Osorio (Madrid, 1956), nieta de la III Duquesa de Santa Cristina y que está casada con el XI Conde de Quintanilla, Luis de Figueroa y Griffith.

Sin embargo, las tierras de esta heredad en una franja Norte-Sur próxima a esta construcción, quedaron afectadas por la ejecución entre 2003 y 2008 del trazado en talud del corredor sur del AVE, lo que ha dejado aisladas algunas parcelas del resto de la finca dificultando su explotación. Todo ello a pesar de que esta alquería, se encuentra protegida como «edificación tradicional» tanto ella como su entorno, por el Plan General de Ordenación Urbana de Torrent de 1990.

Sería interesante que en el futuro catálogo de bienes y espacios protegidos del municipio este monumento fuese incluido al menos como Bien de Relevancia Local, documento que lleva desde el año 1999 pendiente de su adaptación y aprobación provisional, según marca la Ley de Patrimonio Cultural Valenciano de 1998 en su disposición transitoria tercera.

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