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«En 71 años no he conocido ningún conseller ni ministro que apoye el campo»

«Los políticos se llenan la boca con la agricultura cuando vienen las elecciones, luego ya no se acuerdan»

Durante cerca de 60 años, Pepín el de l’Oli, ha sido conocido en l’Horta y Valencia como un buen comerciante, distribuidor minorista de aceite, y un reconocido agricultor. Hoy, ya jubilado, cultiva sus naranjos y frutales en un campo que tiene por detrás del Hospital Militar. «Lo mantendré hasta que el cuerpo me lo permita» por hobby y por el valor afectivo que tiene para él la agricultura.

¿Cómo está la agricultura valenciana?

Mal. Tengo 71 años y no he conocido a ningún conseller ni ninún ministro que haya apoyado a la agricultura. Si el Gobierno no apoya al campo, la agricultura está condenada a desaparecer. Lo estamos viendo hoy, cuando los agricultores mayores se jubilan, sus hijos no quieren hacerse cargo de sus campos. Con los precios tan bajos que se pagan por las cosechas, es más barato perderla o dejar de cultivar el campo, que seguir trabajando en la agricultura. Por eso, los jóvenes no siguen la tradición y se van a trabajar a cualquier otra cosa.

¿Qué quiere decir perder la cosecha?

Que el agricultor echa cuentas y sólo los gastos de salarios de recoger la cosecha, luego volver a acondicionar el terreno, y volver a plantar, no le resulta rentable. Por tanto se dan casos de agricultores que la dejan perder.

¿Y qué se puede hacer con vistas al futuro?

Si los gobiernos no ayudan a los agricultores no hay nada que hacer. En Francia, se ayuda mucho al agricultor, el Gobierno incluso compra sus productos a precios rentables y luego los saca al mercado nacional o internacional cuando les conviene. Aquí, los políticos se llenan la boca de palabras cuando vienen las votaciones, en particular, pero cuando pasan, se olvidan del campo. Los agricultores necesitan hechos, no palabras.

Es usted, el subsíndico de la Acequia de Mislata y volverá a ser síndico titular del Tribunal de las Aguas en un año y medio, ¿qué tipo de conflictos resuelven?

El problema más frecuente que tenemos tiene que ver con que hay campos que están abandonados, por falta de rentabilidad o por problemas entre herederos. Entonces, el tramo de la acequia pasa por ellos y cada equis tiempo hay que limpiarlo para que el agua corra bien. La junta de regantes ordena limpiarlo y luego pasa el coste al propietario, pero nos encontramos muchos casos en que son varios dueños y están peleados entre sí, de modo que nadie quiere pagar. Se dan casos que nos obligan a embargar para cobrar la deuda, e incluso, renuncian al campo, antes que ponerse de acuerdo con un pariente con quien no se hablan.

¿Hay pleitos de un vecino que quita el agua al otro? ¿Son los que llegan al Tribunal de las Aguas?

Sí, hay disputas como que un agricultor está regando, y el otro del campo de arriba le corta el agua; y cosas así, pero casi siempre se arreglan... El objetivo es que antes de llegar al Tribunal de las Aguas, las disputas se hayan resuelto, porque ningún Síndico de ninguna acequia quiere que haya quejas.

¿Qué le parece que el Tribunal de las Aguas sea Patrimonio de la Humanidad?

Para mí es un orgullo y un honor representar a mi acequia en el Tribunal de las Aguas. Además, en 2009, cuando fue declarado Patrimonio de la Humanidad yo estaba ejerciendo como síndic. Desde que recibió esa declaración, se ha hecho famoso mundialmente. Es raro el mes que no viene un ministro, un cónsul o un político a verlo. Vienen muchísimos extranjeros, turistas de todas partes. Se conoce y se valora casi más fuera de Valencia que aquí. Incluso, hay muchísimos valencianos que no lo han visto nunca. Eso sí, vienen muchos colegios y entidades locales.

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