Ha pasado gran parte de su vida en Torrent, adonde llegó con cinco años y de donde se «siente parte». Aunque ahora reside a miles de kilómetros por cuestiones laborales, recibir el Premio Carta Pobla 2015 en la categoría de Artes, Letras y Deportes supone «un gran orgullo» que por fin acaba con aquello de que «nadie es profeta en su tierra».
¿Cómo se llega a dirigir un museo al otro lado del mundo?
Con tesón, estudio, imaginación, profesionalidad y ética. Mi carrera ha crecido poco a poco desde finales de los 90, primero como coordinador de La Gallera en Valencia y, luego como conservador jefe y director del Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León. Además de las mas de 120 muestras curadas por el mundo.
¿Se tuvo que marchar de España para crecer profesionalmente?
No veía un lugar para mí tras años de malas políticas y recortes; necesitaba ampliar conocimientos, repensarme, investigar y extender mi idea curatorial. Ahora, estoy muy centrado en el Malba.
