Hay quien se sienta alrededor de una mesa a comer, a bordar o a ver la televisión. Las familias Almela-Pascual y Pascual Doménech lo hacen para elaborar las figuras y detalles que componen el monumental belén de Roca, en el barrio de Roca de Meliana, en la calle San Isidro (43 bajo), frente al restaurante Ca Xoret propiedad de los mismos que, año tras año, mejoran un nacimiento que recibe miles de visitas.

El mundo de la hostelería deja poco tiempo para hacer nada más. Por ello, el responsable de esta iniciativa, Melchor Almela, asegura que trabajan en el nacimiento durante todo el año, «a ratitos» pero de forma continua para poder ofrecer, cada año, un belén «un poco más grande y un poco mejor». Él es el responsable de una aventura que ha arrastrado a dos familias, además de amigos y colaboradores. Sin embargo, Melchor no quiere ser protagonistas de nada porque sin la ayuda del resto «jamás hubiera llegado a tanto».

De afición a referente

La aventura belenista de esta familia nació hace 25 años. Lo que comenzó siendo una simple afición se ha convertido en todo un referente en la Comunitat Valenciana. Durante los primeros años se sorprendían de recibir visitas. Luego tuvieron que poner un horario y hoy en día se muestran orgullosos de ser uno de los nacimientos que más visita recibe de la Comunitat Valenciana. Aún así lamenta que los colegios e institutos ya no organicen excursiones en grupo «como antes» ya que apuestan por actividades «laicas, aunque esto es tradición no religión», explican.

Y es que si los adultos saben reconocer el esfuerzo y la maestría de las manos que transforman pequeños trozos de arcilla en perfectas figuras con expresiones en el rostro, los pequeños se quedan con la boca abierta al contemplar figuras en movimiento que dan la sensación de que el belén tiene vida propia.

El belén de Roca ocupa una extensión de más de 50 metros cuadrados y cuenta con más de 6.000 piezas entre animales y figuras. Ahora bien, si Melchor tiene que destacar alguna parte del nacimiento ni lo duda: la recreación de una familia valenciana del siglo pasado, en su barraca, junto a una noria y con su correspondiente parcela de huerta.

Este año el monumental belén es, si cabe, más grande y más verde ya que el nacimiento tenía una tonalidad ocre que ahora resalta de forma especial.