La participación es la esencia de la democracia. Tomar parte implica, ab initio, reconocer los derechos de uno mismo, así como reconocer y respetar los de los demás. La participación es la base de toda organización social, sin ella no hay ni puede haber libertad, igualdad y fraternidad, ni mucho menos equidad. En definitiva no podemos aspirar a ser libres e iguales sin adquirir esa dimensión comunitaria que implica participar. Participar supone, por extensión, asumir el acierto y el error pero estas cuestiones quedan legitimadas y diluidas al compartir una misma misión, visión y valores.
Desde la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, origen del Constitucionalismo moderno, hasta la Ley 19/2013 de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno, se pone de manifiesto la importancia de la transparencia, la participación y el empoderamiento. Es tal la relevancia en L'Horta Sud que desde los primeros días de la democracia, e incluso antes, la organización social se ha estructurado en torno a un rico tejido asociativo y cooperativo. Dos de los máximos exponentes son Consum y Caixa Popular, Alaquàs 1975 y 1978. En la actualidad se pueden identificar más de 1.100 asociaciones en L'Horta Sud.
Definir una estrategia clara.
La importancia de dinamizar esta riqueza asociativa y estas raíces colaborativas pasa por actualizar los mecanismos de gestión, que, cómo no, deben de atender a las particulares de la participación, a las peculiaridades de cada organización social. Definir una estratégica clara a largo plazo, colaborativa e inclusiva pasa por dinamizar y actualizar los viejos reglamentos de participación de los 90 —algunos se modificaron con posterioridad, en ocasiones para racionalizar o mercadear con la participación—. En la actualidad hay organizaciones públicas que se están adentrando en el paradigma del Gobierno Abierto pero desde el desconocimiento resulta difícil cohesionar los principios de transparencia, participación pública y colaboración para los que se requiere una relación honesta e integra basada en la equidad y en la simetría de la información.
¿Qué hay del Gobierno Abierto? ¿Qué margen queda para la participación? Se podría reinterpretar aquella cita histórica de «todo para el pueblo, nada por el pueblo» por el «todo para el Gobierno Abierto, nada por el Gobierno Abierto». En cambio los instrumentos de participación permitirían dinamizar la relación de intercambio entre ciudadanos y Administración. Además de los recogidos en la Constitución Española como herramientas de gestión participativa se pueden implementar: buzón de quejas, sugerencias y agradecimientos como en la Casa de la Dona de Torrent; encuesta de opinión y/o satisfacción, Situación actual Mislata (2015); herramientas TIC para la participación ciudadana, Plataforma QuarTIC, entre otros.
En definitiva, «el Gobierno no debería funcionar como un negocio; debería funcionar como una democracia» (Denhardt y Denhardt, 2003).
