Harina, azúcar, aceite, aguardiente y una pizca a partes iguales de amor, ilusión y tradición. Son los ingredientes para hacer los 'santblaiets', el dulce típico, junto con el gaiato, de la festividad de Sant Blai que se celebra en Torrent el próximo 3 de febrero. Ayer el Horno de La Ermita echaba humo y el trajín era máximo. Una veintena de mujeres, junto con los empleados del establecimiento, estaban, literalmente, con las manos en la masa desde primera hora preparando kilos y kilos de 'santblaiets'.
La tradición de este dulce típico se remonta a varias décadas. «Yo estoy en este lío desde hace más de 45 años y mi madre y mi abuela ya lo hacían», comenta Lolita Pérez, que lleva la voz cantante en la elaboración. El proceso consiste en meter los ingredientes en la mezcladora durante una hora y pasar la masa por la refinadora hasta que quede fina para extenderla y cortar cada 'samblaiet', del tamaño similar a una galleta.
Después de marcar cada dulce con la imagen de Sant Blai se pasan a la bandeja y de ahí al horno. «No puedo cuantificar cuantos producimos pero empleamos 200 kilos de harina», explica Lolita Pérez, que admite que se guarda algún secreto de una receta que está patentada. «Este dulce solo lo vendemos nosotros. Nadie más. Lo patentamos hace casi 20 años y nos costó un buen dinero poder hacerlo», recuerda.
Y como suele pasar con este tipo de tradiciones hacen falta relevos para continuarlas. «La verdad es que hay poca gente joven que quiera seguir con la elaboración de 'santblaiets'. Yo tengo 79 años y quiero jubilarme ya», revela Lolita entre risas.
Aunque llevan días de preparación, la jornada de ayer fue la que dedicaron a la elaboración. Las mujeres estuvieron toda la mañana cortando y cuñando las piezas y los encargados del local las hornearon. Ya por la tarde, con los samblaiets fríos se embolsaron y se colocaron en las cajas para el 3 de febrero. «Falta casi una semana pero es un producto que aguanta muy bien», asegura la mujer.
A tres euros la bolsa de seis
Los dulces se venderán a tres euros la bolsa de media docena el miércoles en una caseta situada a la puertas de la iglesia de San Luis Bertrán, centro neurálgico de la festividad. «Tienen un éxito enorme. Hay veces que a mitad de tarde, cuando finaliza la procesión del santo ya no quedan», dice Lolita Pérez. Todos los ingresos obtenidos por la venta son destinados a la parroquia.
