Amanecía ayer en Torrent y los miembros de la Confraria de la Mare de Déu del Rosari ya iniciaban la búsqueda de la rama de almendro en flor más bella para cumplir con uno de los rituales de mayor arraigo en la capital de l'Horta Sud: l'Entrà de la Flor. Cuando lograron seleccionar y cortar la rama, les esperaba un suculento almuerzo en la «caseta», por la que han pasado numerosas generaciones.

Eran los preparativos de una intensa jornada que acabó a media noche y que tuvo su momento álgido en la «passejà» de cohetes. «Hoy es un día muy especial porque estamos celebrando la fiesta más antigua de la ciudad, seguramente inspirada en los rituales de los romanos», explica el presidente, José Ros. La cofradía tiene más de 400 años de historia.

A las nueve de la noche, una comitiva que cierra el portador de la rama de almendro en flor, partió de la ermita de Sant Lluís Bertrán y desfiló hasta la iglesia de la Asunción portando cohetes con tenazas. L'Entrà de la Flor fue seguida por cientos de vecinos aficionados a las manifestaciones culturales de fuego y también de devotos. Participaron 60 personas, todas ellas con la acreditación CRE, y se quemaron 225 cohetes. En la Asunción, ofrecieron la rama a la Virgen.

L'Entrà de la Flor tuvo este año como novedad la retirada del vallado de seguridad, que años antes había instaurado el gobierno del PP y que separaba a los espectadores de los tiradores. El actual ejecutivo socialista basó su decisión en las peticiones de los festeros. «No queremos entrar en la polémica política que se ha montado. Nosotros sólo pedimos que se volviera al modelo de 'toda la vida' porque ninguna normativa impone ese vallado», dijo Ros. La noche acabó con una «cordà».