Rubén Bertomeu era el despiadado constructor, nacido de la pluma del desaparecido Rafael Chirbes, protagonista de la novela «Crematorio», una cruda recreación de la era del boom del ladrillo en la costa valenciana. El también fallecido José Sancho fue el encargado de interpretar de forma magistral para televisión al empresario de Misent. Y paradójicamente, Manises, cuna del famoso actor, es la viva imagen de que en ocasiones la realidad supera a la ficción.

La historia del particular Crematorio manisero comienza en 2005. Ayuntamiento y Consell firman un convenio para que el municipio albergue un gran auditorio en el que se incluye una escuela de artes escénicas sobre una superficie de 6.000 metros, repartidos en tres plantas, con capacidad para 800 espectadores y preparado para acoger conciertos y representaciones teatrales. También se incluía una sala de conferencias, biblioteca, dos aulas prácticas y una sala de ensayos, servicio de cafetería y cocina. Manises se comprometía a ceder el suelo, incluido en el plan urbanístico de la Plaça de la Llenya, mientras que la ejecución y el equipamiento lo sufragaba Ciegsa, la empresa pública que montó el PP para la construcción de infraestructuras educativas y una de las patas que se investiga en la operación Taula.

Dos años después se modificó el convenio inicial. Entonces el consistorio, gobernado por el popular Enrique Crespo „que dimitió al resultar imputado en el caso por el saqueo de Emarsa„, pasó a convertirse en el contratante y pagador directo de la obra, si bien Ciegsa abonaba posteriormente los gastos al ayuntamiento. Además, el ente local era el responsable final de los daños económicos durante los trabajos. El equipo de gobierno adjudicó el proyecto a Midascon por un importe que supera los siete millones de euros. La empresa apenas realizó parte del auditorio al quebrar.

En 2009 se suscribió otro acuerdo entre Ciegsa y el ayuntamiento por el que la empresa volvió a hacerse cargo de las obras, adjudicándolas a BM3. Según datos de la firma de la Generalitat, la adjudicación se firmó por 6.147.701 euros si bien el coste de la ejecución ya asciende a 6.976.837, es decir, que ha sufrido un sobrecoste del 13%, sin estar acabado. Fuentes municipales apuntan que la constructora abandonó las obras en 2012 ante los impagos de Ciegsa. Actualmente, la parte exterior del edificio está casi ejecutada mientras que la parte interior apenas presenta su estructura inicial con lo que la inversión para finalizar el proyecto se antoja elevada, y más cuando el presupuesto inicial ya se ha superado.

En 2012 , BM3 presentó un contencioso administrativo contra el ayuntamiento, como responsable final según el convenio firmado en 2007, en el que reclama el pago de la obra ejecutada y no cobrada, además de los gastos de mantenimiento y vigilancia. El pasado diciembre el juzgado desestimó la demanda de la constructora.

Ahora el nuevo equipo de Gobierno que dirige Jesús Borràs ha mantenido recientemente una reunión con el secretario autonómico de Educación, Miguel Soler, en la que le exigieron que se concluyan las obras de un proyecto que impulsó la Generalitat. La conselleria se ha comprometido a buscar el expediente del auditorio y Manises remitirá al departamento de Campanar su propio dossier sobre la obra. Cabe recordar que en el acuerdo inicial entre Ciegsa y el ayuntamiento se estipulaba que una vez concluido el auditorio, el Consell entregaría el edificio a Manises para que lo gestionara.